Capítulo III: La Guerra Civil Española
Cualquier guerra entre europeos es una guerra civil - Eugenio D'Ors
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El ejército ligero de De Gaulle
Así se hizo: de Gaulle fue nombrado Teniente General y puesto al cargo del Armée Lègere formado al efecto. Nada más llegar, se vio que le gustaba moverse deprisa: el día 28 de Julio, Bilbao había caído en sus manos tras una breve escaramuza con dos divisiones del ejército sublevado.
A pesar del éxito del cuerpo expedicionario, la popularidad de Laval sufrió enormemente por la entrada en la guerra. Él, que se había definido como pacifista, había enviado a soldados franceses a morir por otro país, en una guerra que nadie entendía del todo. El día 29, justo un día después de la toma de Bilbao, el frente popular ganó las elecciones, y León Blum subió al poder.
Bilbao, 31 de Julio de 1936: Cuartel general del Armée Lègere. Conversación entre el General Charles de Gaulle y su secretario, el capitán François Bertrand.
-Mi general, acaban de llegar de París las noticias que estaba esperando.
-¿Y bien?
-El Frente Popular ha ganado las elecciones. León Blum es el nuevo primer ministro.
-¡Dios! Qué catástrofe. ¿Se sabe ya quién será el nuevo ministro de exteriores?
-Aún es pronto, pero se rumorea que el puesto será para Daladier...
-¿Ese contemporizador? Estamos perdidos, seguro que hace que nos retiremos. A menos que nos movamos rápido, nos ordenarán volver a París, y habremos perdido nuestra oportunidad.
-¿Puedo preguntarle qué es lo que pretende, mi general?
-Muy simple, mon amí, vamos a ganar esta maldita guerra.
Bertrand no pudo evitar esbozar una sonrisa sarcástica; admiraba el talento militar de su superior, pero esa admiración no le impedía ver la inmensa arrogancia de la que adolecía. El general era un hombre presuntuoso, y sin duda esa afirmación no era sino una muestra más de ello: ¿cómo pretendía ganar la guerra con tan sólo nueve divisiones?
-Me permito indicarle, mi general, que tenemos órdenes del general Miaja y del estado mayor republicano...
-¿A quién le importan las órdenes de ese hombre? No somos la chusma de su ejército, somos soldados franceses y como tales nos conduciremos; si a su estado mayor no le gusta, que renuncien a nuestra ayuda... de todas formas, si no actuamos nuestro gobierno nos va a ordenar la retirada.
-Eso es lo que no entiendo, mi general; en teoría, el Frente Popular de Blum debería estar más que deseoso de ayudar a la república española, después de todo tienen grandes afinidades ideológicas.
-Preste mucha atención, capitán, a lo que voy a decirle: en política, las afinidades ideológicas no sirven absolutamente para nada cuando entra en juego el nacionalismo. Sí, tanto Francia como España están gobernadas por coaliciones de Frente Popular, pero ante todo y sobre todo, son franceses y españoles. A los franceses nos importa bien poco lo que les pase a los españoles, siempre que no nos molesten demasiado.
-Entonces, ¿qué hacemos aquí, si no nos importa?
-Entrenarnos. Los alemanes han enviado aquí a técnicos de su ejército y su aviación para ver cómo responden sus armas en combate; nosotros hemos hecho algo parecido. Laval quiso comprobar la utilidad de los tanques en combinación con la infantería motorizada en la guerra moderna, y por eso nos envió. Pero Blum no sabe nada de eso, y no podemos contar con que Laval lo convenza de ello; de modo que si no actuamos rápido, nos hará volver.
-Y exactamente, ¿cómo pretende impedirlo?
-Nuestra única posibilidad, capitán, es convertirnos en hérores: que en Francia todos conozcan y admiren nuestros hechos de armas; si lo conseguimos, el nuevo gobierno no se arriesgará a retirarnos por miedo a la reacción del público. Es por eso por lo que voy a ordenar el ataque contra Navarra. Tome las medidas oportunas para ello.
Cualquier guerra entre europeos es una guerra civil - Eugenio D'Ors
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El ejército ligero de De Gaulle
Así se hizo: de Gaulle fue nombrado Teniente General y puesto al cargo del Armée Lègere formado al efecto. Nada más llegar, se vio que le gustaba moverse deprisa: el día 28 de Julio, Bilbao había caído en sus manos tras una breve escaramuza con dos divisiones del ejército sublevado.
A pesar del éxito del cuerpo expedicionario, la popularidad de Laval sufrió enormemente por la entrada en la guerra. Él, que se había definido como pacifista, había enviado a soldados franceses a morir por otro país, en una guerra que nadie entendía del todo. El día 29, justo un día después de la toma de Bilbao, el frente popular ganó las elecciones, y León Blum subió al poder.
Bilbao, 31 de Julio de 1936: Cuartel general del Armée Lègere. Conversación entre el General Charles de Gaulle y su secretario, el capitán François Bertrand.
-Mi general, acaban de llegar de París las noticias que estaba esperando.
-¿Y bien?
-El Frente Popular ha ganado las elecciones. León Blum es el nuevo primer ministro.
-¡Dios! Qué catástrofe. ¿Se sabe ya quién será el nuevo ministro de exteriores?
-Aún es pronto, pero se rumorea que el puesto será para Daladier...
-¿Ese contemporizador? Estamos perdidos, seguro que hace que nos retiremos. A menos que nos movamos rápido, nos ordenarán volver a París, y habremos perdido nuestra oportunidad.
-¿Puedo preguntarle qué es lo que pretende, mi general?
-Muy simple, mon amí, vamos a ganar esta maldita guerra.
Bertrand no pudo evitar esbozar una sonrisa sarcástica; admiraba el talento militar de su superior, pero esa admiración no le impedía ver la inmensa arrogancia de la que adolecía. El general era un hombre presuntuoso, y sin duda esa afirmación no era sino una muestra más de ello: ¿cómo pretendía ganar la guerra con tan sólo nueve divisiones?
-Me permito indicarle, mi general, que tenemos órdenes del general Miaja y del estado mayor republicano...
-¿A quién le importan las órdenes de ese hombre? No somos la chusma de su ejército, somos soldados franceses y como tales nos conduciremos; si a su estado mayor no le gusta, que renuncien a nuestra ayuda... de todas formas, si no actuamos nuestro gobierno nos va a ordenar la retirada.
-Eso es lo que no entiendo, mi general; en teoría, el Frente Popular de Blum debería estar más que deseoso de ayudar a la república española, después de todo tienen grandes afinidades ideológicas.
-Preste mucha atención, capitán, a lo que voy a decirle: en política, las afinidades ideológicas no sirven absolutamente para nada cuando entra en juego el nacionalismo. Sí, tanto Francia como España están gobernadas por coaliciones de Frente Popular, pero ante todo y sobre todo, son franceses y españoles. A los franceses nos importa bien poco lo que les pase a los españoles, siempre que no nos molesten demasiado.
-Entonces, ¿qué hacemos aquí, si no nos importa?
-Entrenarnos. Los alemanes han enviado aquí a técnicos de su ejército y su aviación para ver cómo responden sus armas en combate; nosotros hemos hecho algo parecido. Laval quiso comprobar la utilidad de los tanques en combinación con la infantería motorizada en la guerra moderna, y por eso nos envió. Pero Blum no sabe nada de eso, y no podemos contar con que Laval lo convenza de ello; de modo que si no actuamos rápido, nos hará volver.
-Y exactamente, ¿cómo pretende impedirlo?
-Nuestra única posibilidad, capitán, es convertirnos en hérores: que en Francia todos conozcan y admiren nuestros hechos de armas; si lo conseguimos, el nuevo gobierno no se arriesgará a retirarnos por miedo a la reacción del público. Es por eso por lo que voy a ordenar el ataque contra Navarra. Tome las medidas oportunas para ello.
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