Los que pensaban que Samuel P. Huntington lo habÃa dicho todo con respecto a su odio a los hispano americanos (se parece a Rib a n ah ) y en especial a los mexicanos, se equivocan.
Publicada (o por publicar) se encuentra el libro "¿Quiénes Somos?", que en sÃntesis, rechaza la masiva inmigración hispana a Estados Unidos y a la expansión del castellano en el paÃs del TÃo Sam. La diferencia entre este libro y el famoso "Choque de Civilizaciones" es que aqui queda más clara la actitud xenófoba y racista de Huntington, además recibió el rechazo de todo el mundo intelectual hispano y anglo, dejando a Huntington como el payaso que es.
Aqui posteo un entretenido artÃculo que apareció hoy en el Artes y Letras de El Mercurio, enjoy
ADVERTENCIA PARA LOS QUE NO LES GUSTA LEER: A continuación un post way too long.
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I don't want you, amigo
A juzgar por las crÃticas, la pelÃcula era algo menos que mediocre, pero el argumento tenÃa su encanto. Un dÃa cualquiera California, la quinta economÃa del mundo, amanece paralizada. Falta gente. Catorce millones de personas se han esfumado, para ser más exactos. No se trata de cualquier gente, sino la que recoge la basura, la que cuida a los niños, la que construye los edificios y la que cosecha naranjas. Esta es la historia eje de la pelÃcula "A day without a mexican", que en su cartel de promoción muestra a una pareja anglosajona agobiada con una cubeta de limpieza, delantal y escoba que no combinan con los trajes de ejecutivo que llevan puesto.
Una comedia que en algo se parece a una anécdota que le contaron a Ariel Dorfman: la diferencia con el filme es que en la anécdota la desaparición masiva tenÃa una causa concreta - una exhaustiva redada de la policÃa de migración- y la historia no transcurrÃa en California, sino en Houston. "La redada de la migra hizo que al otro dÃa muchos hispanos no se presentaran a trabajar por temor a ser detenidos, lo que provocó un pequeño colapso en la ciudad", relata el autor de "La muerte y la doncella". Dorfman enseña en la Universidad de Duke, en Carolina del Sur, en donde la población de origen latinoamericano ha crecido en un 600 por ciento en la última década. El escritor chileno, de origen judÃo, comparte con ellos la inasible definición de "hispano" o "latino". Conceptos que aluden a cualquier persona que llegue a Estados Unidos desde sur del RÃo Grande con el castellano a cuestas.
Una inmigración remecida, en particular en sus circulos intelectuales, por el último trabajo de Samuel Huntington "¿Quiénes somos?" (Ed. Paidós), en donde el autor de "Choque de civilizaciones" pronostica que tanta gente venida del sur - según el último censo la minorÃa étnica más grande de Estados Unidos- supondrá un quiebre cultural de proporciones en Estados Unidos, pues vulnerará la matriz fundacional anglosajona y protestante del paÃs (ver recuadro). Se trata de otro choque, ya no en Europa entre Islam y Occidente, sino dentro de Estados Unidos entre cultura anglosajona y tradición hispanoamericana. Algo sobre la nueva tesis de Huntington habÃa sido adelantado hace unos meses con la publicación en la revista Foreign Policy de "El reto hispano". En ese artÃculo exponÃa los puntos fundamentales, entre los que estaba el peligro del bilingüismo impulsado "por dirigentes hispanos" como "el catedrático de Literatura de Duke Ariel Dorfman (inmigrante chileno)".
Huntington afirma que el bilingüismo es una amenaza para Estados Unidos, que los nuevos inmigrantes no se asimilan como lo hicieron los antiguos venidos de Europa y que "los mexicanos, junto con otras poblaciones de habla hispana, están creando una bifurcación en la estructura sociopolÃtica de Estados Unidos que coincide, aproximadamente, con las divisiones por nacionalidades". El profesor de Harvard siembra sospechas sobre la lealtad a la bandera norteamericana de los recién llegados y de que no emigren a buscar trabajo, sino a disfrutar de las bondades de la asistencia social. La respuesta al artÃculo fue iracunda, y los efectos del libro ya se dejan sentir, en especial entre los mexicanos a quienes Huntington alude como la más compleja de las inmigraciones (por la abismante diferencia de ingreso entre ambos paÃses y la extensa frontera compartida), por no decir el mayor de los problemas.
Choque de opiniones
"¿Qué tiene que hacer el ineficiente y miserable México con la gran misión de poblar el Nuevo Mundo con una raza noble?". Carlos Monsivais desempolvó esta frase de Walt Whitman en uno de los varios artÃculos publicados en Letras Libres que se lanzaron en picada contra la tesis de Huntington. Monsivais se fue a las raÃces de una relación de vecindad sufrida, entre el poderoso blanco del norte y el menesteroso mestizo del sur. Menos historiográfico, Carlos Fuentes optaba por una defensa frontal reproducida en el diario La Reforma. "La nueva cruzada de Huntington va dirigida contra México y los mexicanos que viven, trabajan y enriquecen a la nación del norte. Para Huntigton, los mexicanos no viven - invaden- ; no trabajan - explotan- ; y no enriquecen - empobrecen porque la pobreza está en su naturaleza misma". Fuentes apuntalaba su molestia - ira describirÃa mejor el tono de la carta- con cifras tales como que el poder adquisitivo de los hispanos habÃa aumentado un 65 por ciento desde 1990 y que la economÃa hispanoamericana genera casi cuatrocientos mil millones de dólares a Estados Unidos. No se trataba de una manga de mendigos que traspasaba la frontera a profitar del bienestar ajeno.
Enrique Krauze, en tanto, enfrentaba las dudas de Huntington sobre la lealtad a la nueva patria de los inmigrantes recurriendo a una lista de apellidos de las bajas del ejército estadounidense, "entre los 687 miembros de las fuerzas armadas muertos en Irak hay por lo menos 82 con apellido paterno hispano (...) La cifra representa el 12 por ciento ¿Le parecerá al profesor Huntington un porcentaje aceptable de identificación nacional, de lealtad y patriotismo? Esto, descontando que el comandante de las tropas norteamericanas en Irak es el teniente general... Ricardo Sánchez. La recepción del nuevo libro tampoco fue muy entusiasta entre los colegas de Harvard. Andrés Velasco, economista chileno y profesor de la casa de estudios, escribió una carta a Foreign Policy, en donde ironizaba sobre los temores de Huntington cuestionando en broma la polÃtica del presidente de la Universidad de Harvard, Larry Summers, de hacer de ella una institución global, abierta a alumnos de distintas nacionalidades. "¿Pero hace falta que traigamos toda esa gente hasta aquÃ? Apuesto que bastarÃa con una teleconferencia. Tal vez lo proponga en la próxima reunión de facultad", sostenÃa Velasco, quien se sumaba a la molestia de Ricardo Hausman, profesor del Kennedy School of Government de Harvard.
Patricio Navia, cientista polÃtico chileno (llegó a Estados Unidos a los 17 años), va mucho más allá y no sólo cuestiona la tesis de Huntington, sino su estatus académico. "De hecho en el mundo académico de Estados Unidos, en la Ciencia PolÃtica, él no es un actor relevante. Es famoso como intelectual público, pero no como académico". Quizás a eso se deba que al interior de Harvard más que con rabia, los profesores norteamericanos se lo han tomado con humor, "Huntington tenÃa razón, ustedes lo están invadiendo todo" le dicen a Andrés Velasco cuando lo ven conversando en castellano con otros profesores. "A Huntington lo lee más el público que sus colegas", asegura el economista. Navia, quien actualmente ejerce como profesor de la Universidad de Nueva York y de la Diego Portales, sostiene que la veta del sociólogo es provocar debate, pero que es "flojo e irresponsable" a la hora de la rigurosidad en la utilización de estudios demográficos y estadÃsticos. Algo más metafórica fue Michiko Kakutani, la crÃtica de libros del New York Times y premio Pulitzer 1998, que describió el trabajo del autor de "¿Quiénes somos?" como un esfuerzo por dirigir sus ideas a los lectores "en una presentación estilo Power Point de 400 páginas (...) Este libro está salpicado de contradicciones, y observaciones miopes. Si en un comienzo Huntington escribe que las crisis de identidad nacional se han transformado en un fenómeno global, más adelante establece que el nacionalismo está bien vivo en gran parte del mundo".
Ni siquiera Francis Fukuyama,otro hombre acostumbrado a la polémica, tuvo una palabra de aliento para quien fuera su maestro. Fukuyama tituló su reseña en la revista Slate "Por qué no deberÃamos preocuparnos de la inmigración mexicana", afirmando que si se quieren ver problemas reales de asimilación cultural hay que fijarse en los musulmanes de Francia y España, y no en los hispanos de Estados Unidos.
Muéstrame un hispano
En 1972 Richard Nixon, encargó un estudio para determinar los grupos raciales y étnicos más importantes del paÃs. El gobierno identificó cinco grupos: los blancos, los negros, los isleños del Asia PacÃfico, los indÃgenas norteamericanos y los hispanos. "Nixon me inventó", afirma medio en broma Richard RodrÃguez, periodista y escritor hijo de mexicanos "con rostro de indio, apellido español, nombre anglosajón y educado por monjas irlandesas ", según afirma.
Rodriguez recoge de esa forma la arbitrariedad del concepto de hispano creado en Estados Unidos y que comenzarÃa a cobrar fuerza a medida que aumentaba la llegada de inmigrantes. "Lo interesante sobre los hispánicos es que puedes viajar a través de América Latina y nunca encontrarte con uno. Hay bolivianos, mexicanos y chilenos, pero hay que ir a Miami o Sacramento para encontrarte con un hispano", explicaba el autor de "Brown: The Last Discovery of America" hace unos años a un auditorio anglosajón. La misma perplejidad de Rodriguez frente al concepto la tiene uno de los personajes de la novela de Alberto Fuguet "Las pelÃculas de mi vida". Un catalán emigrado a Chile y vuelto a emigrar a California, es detenido por un policÃa que lo describe en su parte como "hispanic", lo que espanta al catalán que no quiere tener nada en común con un chicano. El policÃa le responde a sus ansias de ser clasificado como blanco afirmando algo asà como "usted no habla bien el inglés; por lo tanto, es hispano no blanco". Patricio Navia se lo plantea de otra forma ¿Cuál es la continuidad entre un inmigrante judÃo argentino y un campesino salvadoreño ilegal? El idioma, podrÃa contestar alguien, pero entonces no hablamos exactamente de una etnia.
Fuguet, antologador de "Se habla español: voces latinas" (Alfaguara) cree que el castellano es el segundo idioma de Estados Unidos, sino uno informal, "a la larga todos terminan hablando inglés". Un punto que Ilan Stavans, profesor de Amherst College, ha desarrollado a fondo. Stavans no cree que el castellano sea un peligro para EE.UU, como lo propone Huntington al hablar de "asimilación fracasada", sino parte de un "proceso de desarrollo y madurez". De hecho, la supervivencia del idioma de origen de los hispanos varÃa, "algunos hablan inglés, otros español, otros más spanglish", apunta Stavans para quien el concepto de melting pot estadounidense era hasta hace poco "el de una ensalada donde la lechuga siempre predomina y los pepinos, y el resto cumplen una función de mero condimento. Pero la ensalada ha perdido su balance. El dressing, por supuesto, hace pensar que el sabor es sólo uno. Pero hay que saber cómo saborear para darse cuenta que la ensalada en sà ya no es la misma que antes".
Asà se habla
El castellano lleva trescientos años en Estados Unidos. Ciertamente, la inmigración lo ha expandido en la actualidad, por el rápido crecimiento demográfico, pero ya en la época colonial de Estados Unidos se hablaba en Florida, California, Arizona, Nuevo México y demás regiones, explica Ilan Stavans. De hecho para los hispanohablantes que habitaban los territorios que pertenecieron a México hasta 1848 no tuvieron que moverse para transformarse en minorÃa idiomática. Ese año dos terceras partes del territorio mexicano fueron vendidas a sus vecinos del norte. "También hay que considerar que las olas migratorias empezaron desde la segunda mitad del siglo XIX, y no se han detenido a pesar de los policÃas y los helicópteros", agrega Stavans. El español ha llegado a penetrar de maneras más insólitas, Alberto Fuguet cuenta que en EE.UU. la mayor cantidad de libros infantiles en castellano las compran señoras anglo para que sus nanas se los lean a sus hijos. "Cada dÃa hay más niños de Park avenue o Beverly Hills que entienden castellano".
El inicio de la polémica
Estas son algunas citas del artÃculo "El reto hispano" que Huntington publicó en la revista Foreign Policy como adelanto de su libro "¿Quiénes somos?" (Editorial Paidós en castellano, Simon & Shuster en inglés), aparecido hace dos semanas.
"La mayorÃa de los estadounidenses consideran que el credo es elemento crucial de su identidad nacional. Sin embargo, éste fue producto de una cultura especÃfica, la angloparlante, que tenÃan los colonos fundadores. Los elementos clave de dicha cultura son la lengua inglesa, el cristianismo, el compromiso religioso, el concepto del imperio de la ley - que engloba la responsabilidad de los gobernantes y el derecho de los individuos- y los valores protestantes del individualismo, la ética del trabajo...".
"El desafÃo más grave e inmediato al que se enfrenta la identidad tradicional de EE.UU. es el que supone la inmensa y constante inmigración de Latinoamérica, sobre todo de México...".
"La inmigración mexicana se distingue de otras anteriores y de casi todas las actuales por una serie de factores: contigüidad, escala, ilegalidad, concentración regional, persistencia y presencia histórica".
"La historia demuestra que cuando la gente de un paÃs empieza a referirse al territorio de un paÃs vecino en términos posesivos y a reivindicar derechos especiales sobre él, hay serias posibilidades de
conflicto".
"Fortalecidos por el aumento de su población y su influencia, los dirigentes hispanos pretenden transformar EE. UU. en una sociedad bilingüe (...) El catedrático de Literatura de la U. de Duke (e inmigrante chileno) Ariel Dorman pregunta - "éste paÃs va a hablar dos idiomas o sólo uno?" Y su respuesta, desde luego, es que tiene que hablar dos".
"Por primera vez en la historia de EE.UU. cada vez hay más ciudadanos (sobre todo negros) que no pueden conseguir el trabajo o sueldo que serÃa de esperar porque sólo pueden comunicarse en inglés".
"Los mexicanos junto con otras poblaciones de habla hispana están creando una bifurcación en la estructura polÃtica de EE.UU. que coincide, aproximadamente, con las divisiones por nacionalidades".
The End.
Publicada (o por publicar) se encuentra el libro "¿Quiénes Somos?", que en sÃntesis, rechaza la masiva inmigración hispana a Estados Unidos y a la expansión del castellano en el paÃs del TÃo Sam. La diferencia entre este libro y el famoso "Choque de Civilizaciones" es que aqui queda más clara la actitud xenófoba y racista de Huntington, además recibió el rechazo de todo el mundo intelectual hispano y anglo, dejando a Huntington como el payaso que es.
Aqui posteo un entretenido artÃculo que apareció hoy en el Artes y Letras de El Mercurio, enjoy
ADVERTENCIA PARA LOS QUE NO LES GUSTA LEER: A continuación un post way too long.
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I don't want you, amigo
A juzgar por las crÃticas, la pelÃcula era algo menos que mediocre, pero el argumento tenÃa su encanto. Un dÃa cualquiera California, la quinta economÃa del mundo, amanece paralizada. Falta gente. Catorce millones de personas se han esfumado, para ser más exactos. No se trata de cualquier gente, sino la que recoge la basura, la que cuida a los niños, la que construye los edificios y la que cosecha naranjas. Esta es la historia eje de la pelÃcula "A day without a mexican", que en su cartel de promoción muestra a una pareja anglosajona agobiada con una cubeta de limpieza, delantal y escoba que no combinan con los trajes de ejecutivo que llevan puesto.
Una comedia que en algo se parece a una anécdota que le contaron a Ariel Dorfman: la diferencia con el filme es que en la anécdota la desaparición masiva tenÃa una causa concreta - una exhaustiva redada de la policÃa de migración- y la historia no transcurrÃa en California, sino en Houston. "La redada de la migra hizo que al otro dÃa muchos hispanos no se presentaran a trabajar por temor a ser detenidos, lo que provocó un pequeño colapso en la ciudad", relata el autor de "La muerte y la doncella". Dorfman enseña en la Universidad de Duke, en Carolina del Sur, en donde la población de origen latinoamericano ha crecido en un 600 por ciento en la última década. El escritor chileno, de origen judÃo, comparte con ellos la inasible definición de "hispano" o "latino". Conceptos que aluden a cualquier persona que llegue a Estados Unidos desde sur del RÃo Grande con el castellano a cuestas.
Una inmigración remecida, en particular en sus circulos intelectuales, por el último trabajo de Samuel Huntington "¿Quiénes somos?" (Ed. Paidós), en donde el autor de "Choque de civilizaciones" pronostica que tanta gente venida del sur - según el último censo la minorÃa étnica más grande de Estados Unidos- supondrá un quiebre cultural de proporciones en Estados Unidos, pues vulnerará la matriz fundacional anglosajona y protestante del paÃs (ver recuadro). Se trata de otro choque, ya no en Europa entre Islam y Occidente, sino dentro de Estados Unidos entre cultura anglosajona y tradición hispanoamericana. Algo sobre la nueva tesis de Huntington habÃa sido adelantado hace unos meses con la publicación en la revista Foreign Policy de "El reto hispano". En ese artÃculo exponÃa los puntos fundamentales, entre los que estaba el peligro del bilingüismo impulsado "por dirigentes hispanos" como "el catedrático de Literatura de Duke Ariel Dorfman (inmigrante chileno)".
Huntington afirma que el bilingüismo es una amenaza para Estados Unidos, que los nuevos inmigrantes no se asimilan como lo hicieron los antiguos venidos de Europa y que "los mexicanos, junto con otras poblaciones de habla hispana, están creando una bifurcación en la estructura sociopolÃtica de Estados Unidos que coincide, aproximadamente, con las divisiones por nacionalidades". El profesor de Harvard siembra sospechas sobre la lealtad a la bandera norteamericana de los recién llegados y de que no emigren a buscar trabajo, sino a disfrutar de las bondades de la asistencia social. La respuesta al artÃculo fue iracunda, y los efectos del libro ya se dejan sentir, en especial entre los mexicanos a quienes Huntington alude como la más compleja de las inmigraciones (por la abismante diferencia de ingreso entre ambos paÃses y la extensa frontera compartida), por no decir el mayor de los problemas.
Choque de opiniones
"¿Qué tiene que hacer el ineficiente y miserable México con la gran misión de poblar el Nuevo Mundo con una raza noble?". Carlos Monsivais desempolvó esta frase de Walt Whitman en uno de los varios artÃculos publicados en Letras Libres que se lanzaron en picada contra la tesis de Huntington. Monsivais se fue a las raÃces de una relación de vecindad sufrida, entre el poderoso blanco del norte y el menesteroso mestizo del sur. Menos historiográfico, Carlos Fuentes optaba por una defensa frontal reproducida en el diario La Reforma. "La nueva cruzada de Huntington va dirigida contra México y los mexicanos que viven, trabajan y enriquecen a la nación del norte. Para Huntigton, los mexicanos no viven - invaden- ; no trabajan - explotan- ; y no enriquecen - empobrecen porque la pobreza está en su naturaleza misma". Fuentes apuntalaba su molestia - ira describirÃa mejor el tono de la carta- con cifras tales como que el poder adquisitivo de los hispanos habÃa aumentado un 65 por ciento desde 1990 y que la economÃa hispanoamericana genera casi cuatrocientos mil millones de dólares a Estados Unidos. No se trataba de una manga de mendigos que traspasaba la frontera a profitar del bienestar ajeno.
Enrique Krauze, en tanto, enfrentaba las dudas de Huntington sobre la lealtad a la nueva patria de los inmigrantes recurriendo a una lista de apellidos de las bajas del ejército estadounidense, "entre los 687 miembros de las fuerzas armadas muertos en Irak hay por lo menos 82 con apellido paterno hispano (...) La cifra representa el 12 por ciento ¿Le parecerá al profesor Huntington un porcentaje aceptable de identificación nacional, de lealtad y patriotismo? Esto, descontando que el comandante de las tropas norteamericanas en Irak es el teniente general... Ricardo Sánchez. La recepción del nuevo libro tampoco fue muy entusiasta entre los colegas de Harvard. Andrés Velasco, economista chileno y profesor de la casa de estudios, escribió una carta a Foreign Policy, en donde ironizaba sobre los temores de Huntington cuestionando en broma la polÃtica del presidente de la Universidad de Harvard, Larry Summers, de hacer de ella una institución global, abierta a alumnos de distintas nacionalidades. "¿Pero hace falta que traigamos toda esa gente hasta aquÃ? Apuesto que bastarÃa con una teleconferencia. Tal vez lo proponga en la próxima reunión de facultad", sostenÃa Velasco, quien se sumaba a la molestia de Ricardo Hausman, profesor del Kennedy School of Government de Harvard.
Patricio Navia, cientista polÃtico chileno (llegó a Estados Unidos a los 17 años), va mucho más allá y no sólo cuestiona la tesis de Huntington, sino su estatus académico. "De hecho en el mundo académico de Estados Unidos, en la Ciencia PolÃtica, él no es un actor relevante. Es famoso como intelectual público, pero no como académico". Quizás a eso se deba que al interior de Harvard más que con rabia, los profesores norteamericanos se lo han tomado con humor, "Huntington tenÃa razón, ustedes lo están invadiendo todo" le dicen a Andrés Velasco cuando lo ven conversando en castellano con otros profesores. "A Huntington lo lee más el público que sus colegas", asegura el economista. Navia, quien actualmente ejerce como profesor de la Universidad de Nueva York y de la Diego Portales, sostiene que la veta del sociólogo es provocar debate, pero que es "flojo e irresponsable" a la hora de la rigurosidad en la utilización de estudios demográficos y estadÃsticos. Algo más metafórica fue Michiko Kakutani, la crÃtica de libros del New York Times y premio Pulitzer 1998, que describió el trabajo del autor de "¿Quiénes somos?" como un esfuerzo por dirigir sus ideas a los lectores "en una presentación estilo Power Point de 400 páginas (...) Este libro está salpicado de contradicciones, y observaciones miopes. Si en un comienzo Huntington escribe que las crisis de identidad nacional se han transformado en un fenómeno global, más adelante establece que el nacionalismo está bien vivo en gran parte del mundo".
Ni siquiera Francis Fukuyama,otro hombre acostumbrado a la polémica, tuvo una palabra de aliento para quien fuera su maestro. Fukuyama tituló su reseña en la revista Slate "Por qué no deberÃamos preocuparnos de la inmigración mexicana", afirmando que si se quieren ver problemas reales de asimilación cultural hay que fijarse en los musulmanes de Francia y España, y no en los hispanos de Estados Unidos.
Muéstrame un hispano
En 1972 Richard Nixon, encargó un estudio para determinar los grupos raciales y étnicos más importantes del paÃs. El gobierno identificó cinco grupos: los blancos, los negros, los isleños del Asia PacÃfico, los indÃgenas norteamericanos y los hispanos. "Nixon me inventó", afirma medio en broma Richard RodrÃguez, periodista y escritor hijo de mexicanos "con rostro de indio, apellido español, nombre anglosajón y educado por monjas irlandesas ", según afirma.
Rodriguez recoge de esa forma la arbitrariedad del concepto de hispano creado en Estados Unidos y que comenzarÃa a cobrar fuerza a medida que aumentaba la llegada de inmigrantes. "Lo interesante sobre los hispánicos es que puedes viajar a través de América Latina y nunca encontrarte con uno. Hay bolivianos, mexicanos y chilenos, pero hay que ir a Miami o Sacramento para encontrarte con un hispano", explicaba el autor de "Brown: The Last Discovery of America" hace unos años a un auditorio anglosajón. La misma perplejidad de Rodriguez frente al concepto la tiene uno de los personajes de la novela de Alberto Fuguet "Las pelÃculas de mi vida". Un catalán emigrado a Chile y vuelto a emigrar a California, es detenido por un policÃa que lo describe en su parte como "hispanic", lo que espanta al catalán que no quiere tener nada en común con un chicano. El policÃa le responde a sus ansias de ser clasificado como blanco afirmando algo asà como "usted no habla bien el inglés; por lo tanto, es hispano no blanco". Patricio Navia se lo plantea de otra forma ¿Cuál es la continuidad entre un inmigrante judÃo argentino y un campesino salvadoreño ilegal? El idioma, podrÃa contestar alguien, pero entonces no hablamos exactamente de una etnia.
Fuguet, antologador de "Se habla español: voces latinas" (Alfaguara) cree que el castellano es el segundo idioma de Estados Unidos, sino uno informal, "a la larga todos terminan hablando inglés". Un punto que Ilan Stavans, profesor de Amherst College, ha desarrollado a fondo. Stavans no cree que el castellano sea un peligro para EE.UU, como lo propone Huntington al hablar de "asimilación fracasada", sino parte de un "proceso de desarrollo y madurez". De hecho, la supervivencia del idioma de origen de los hispanos varÃa, "algunos hablan inglés, otros español, otros más spanglish", apunta Stavans para quien el concepto de melting pot estadounidense era hasta hace poco "el de una ensalada donde la lechuga siempre predomina y los pepinos, y el resto cumplen una función de mero condimento. Pero la ensalada ha perdido su balance. El dressing, por supuesto, hace pensar que el sabor es sólo uno. Pero hay que saber cómo saborear para darse cuenta que la ensalada en sà ya no es la misma que antes".
Asà se habla
El castellano lleva trescientos años en Estados Unidos. Ciertamente, la inmigración lo ha expandido en la actualidad, por el rápido crecimiento demográfico, pero ya en la época colonial de Estados Unidos se hablaba en Florida, California, Arizona, Nuevo México y demás regiones, explica Ilan Stavans. De hecho para los hispanohablantes que habitaban los territorios que pertenecieron a México hasta 1848 no tuvieron que moverse para transformarse en minorÃa idiomática. Ese año dos terceras partes del territorio mexicano fueron vendidas a sus vecinos del norte. "También hay que considerar que las olas migratorias empezaron desde la segunda mitad del siglo XIX, y no se han detenido a pesar de los policÃas y los helicópteros", agrega Stavans. El español ha llegado a penetrar de maneras más insólitas, Alberto Fuguet cuenta que en EE.UU. la mayor cantidad de libros infantiles en castellano las compran señoras anglo para que sus nanas se los lean a sus hijos. "Cada dÃa hay más niños de Park avenue o Beverly Hills que entienden castellano".
El inicio de la polémica
Estas son algunas citas del artÃculo "El reto hispano" que Huntington publicó en la revista Foreign Policy como adelanto de su libro "¿Quiénes somos?" (Editorial Paidós en castellano, Simon & Shuster en inglés), aparecido hace dos semanas.
"La mayorÃa de los estadounidenses consideran que el credo es elemento crucial de su identidad nacional. Sin embargo, éste fue producto de una cultura especÃfica, la angloparlante, que tenÃan los colonos fundadores. Los elementos clave de dicha cultura son la lengua inglesa, el cristianismo, el compromiso religioso, el concepto del imperio de la ley - que engloba la responsabilidad de los gobernantes y el derecho de los individuos- y los valores protestantes del individualismo, la ética del trabajo...".
"El desafÃo más grave e inmediato al que se enfrenta la identidad tradicional de EE.UU. es el que supone la inmensa y constante inmigración de Latinoamérica, sobre todo de México...".
"La inmigración mexicana se distingue de otras anteriores y de casi todas las actuales por una serie de factores: contigüidad, escala, ilegalidad, concentración regional, persistencia y presencia histórica".
"La historia demuestra que cuando la gente de un paÃs empieza a referirse al territorio de un paÃs vecino en términos posesivos y a reivindicar derechos especiales sobre él, hay serias posibilidades de
conflicto".
"Fortalecidos por el aumento de su población y su influencia, los dirigentes hispanos pretenden transformar EE. UU. en una sociedad bilingüe (...) El catedrático de Literatura de la U. de Duke (e inmigrante chileno) Ariel Dorman pregunta - "éste paÃs va a hablar dos idiomas o sólo uno?" Y su respuesta, desde luego, es que tiene que hablar dos".
"Por primera vez en la historia de EE.UU. cada vez hay más ciudadanos (sobre todo negros) que no pueden conseguir el trabajo o sueldo que serÃa de esperar porque sólo pueden comunicarse en inglés".
"Los mexicanos junto con otras poblaciones de habla hispana están creando una bifurcación en la estructura polÃtica de EE.UU. que coincide, aproximadamente, con las divisiones por nacionalidades".
The End.
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