RONDA 2
La guerra con los Zulúes iba a ser inminente, la necesidad de hierro era la causa.
El I Imperio Otomano era un territorio extenso, más compactado ahora gracias a la fluida red de carreteras, la instrucción y el entrenamiento de tropas habÃa marcado los últimos años. La construcción de cuarteles en casi todas las ciudades permitió que las tropas estuvieran lo mejor preparadas posibles antes de la contienda.
Coloqué mis tropas en las colinas y los bosques de la frontera, varias unidades de arqueros protegidos con lanceros. La presencia de jinetes era minoritaria.
Aproveché todos mis recursos tácticos y plagué los puntos fuertes con atalayas, de modo que nos permitieran cierta ventaja anticipando los ataques.
Los Impis de los Zulúes eran invencibles, siempre que estén frescos, sin embargo su ataque no era tan terrible como su defensa y una vez desgastados eran vulnerables. La consigna era clara: aguantar todo lo posible, que sus tropas se estampen contra nuestras defensas y una vez mermado el número de sus efectivos, lanzar un ataque masivo. Nuestras ventajas eran nuestro mayor número de ciudades y las buenas comuniaciones, lo que nos permitÃa producir unidades a mayor ritmo y desplazarlas a la batalla en un breve espacio de tiempo. Por su parte los Zulúes disponÃan de espadachines experimentados gracias a su disponibilidad de hierro, pero su reducido número de ciudades no le permitÃa hacerse con refuerzos de un modo fluido, la guerra de desgaste serÃa fundamental para nuestra victoria.
Las atalayas hicieron un gran trabajo permitiéndonos anticipar los ataques de los Zulúes y muchos de eyos cayeron en las primeras horas de la batalla, sin embargo, sus tropas eran más numerosas de lo que cabrÃa esperar y lograron romper el frente por el este, penetrando hacia el interior varias carreteras y minas fueron destruidas. Aunque maniobramos hábilmente y logramos interceptar a los saqueadores por la retaguardia, una gran concentración de tropas (unos 10.000 hombres) apostados sobre la frontera esperaban su turno para penetrar sobre el frente debilitado.
El segundo movimiento era filtrar varias unidades por el frente oeste camino de las minas de hierro y cortar el suministro de hierro.
El intento fue un fracaso y a la vez un éxito, varias tropas del grueso del ejército Zulú que se encontraban en el frente Este se disgregaron del grupo principal y maniobrando con suma rápidez neutralizaron nuestra internada. Curiosamente gracias a este hecho se consiguió dividir al enemigo y ganar tiempo para reorganizar el frente Este y prepararlo para la siguiente oleada de ataques.
Durante casi 500 años la contienda se alargó en continuas incursiones zulúes que con más o menos dificultad eran aniquiladas en territorio Otomano, aún asà nunca conseguimos atravesar la frontera. Sin embargo, con el tiempo llegó el momento en el que los Zulúes empezaron a acusar el cansancio y la falta de refuerzos. El Imperio Otomano conseguÃa generar más refuerzos y más rápido que los Zulúes por lo que la balanza se fue inclinando más hacia nosotros.
Pero eso no era todo, los Zulúes hicieron uso de su marina para hacer pequeños desembarcos en las zonas más desprotegidas, al sur cerca de la capital. Afortunadamente estas incursiones fueron neutralizadas (gracias a que algunos arqueros fueron recientemente generados en el sur).
Finalmente en un descuido de los zulúes conseguimos infiltrar varias tropas hacia el suministro de hierro y esta vez el éxito fue rotundo, no sólo eso sino que además se consiguió pelar la zona norte mediante el pillaje dejando Zimbawe cada vez en peores circunstancias para su defensa. Aún asà Zimbawe era inexpugnable, las tropas acuarteladas eran aún demasiado numerosas para lanzar un ataque.
Comenzó asà el sitio de Zimbawe, varios lanceros se apostaban en las afueras de la ciudad bloqueando cualquier movimiento. Mientras tanto el resto de las tropas se daba al pillaje esperando más refuerzos del sur. Al mismo tiempo, algunos desembarcos se seguÃan dando en Izmit, tropas Zulúes provenientes del puerto de Nbombe descargaban en territorio Otomano en un intento desesperado por alcanzar alguna victoria.
Un destacamento de arqueros dio finalmente cuenta del puerto Zulú y los desembarcos dejaron de ser un problema.
Finalmente en el año 800 AD, una gran concentración de arqueros destruyó hasta los cimientos la capital de los Zulúes, inmediatamente después Shaka se avino a firmar un armisticio por el cual se nos concedÃan todas las plazas Zulúes salvo la isla de Mpondo.
La guerra con los Zulúes finalizó y por fin se consiguió la unidad territorial de toda la isla.
Comenzaron entonces las labores de restauración y un nuevo giro en la polÃtica interior de desarrollo interior. Esto era necesario pues durante la larga guerra el Imperio Otomano se habÃa quedado atrasado tecnológicamente, las relaciones internacionales se habÃan enfriado peligrosamente y sólo el comercio con los Egipcios nos habÃa permitido la tranquilidad (estar debajo del ala de la nación más poderosa nos evitó problemas con el resto de paÃses).
En los nuevos cambios, el Imperio Otomano adoptó la República como forma de gobierno como un intento de desarrollarse lo más rápidamente posible. El ejército era muy numeroso, por lo que una vez finalizada la guerra y mientras se estudiaba la nueva forma de organizar el estado, se construyeron varios mercados que reactivaran la economÃa.
La proclamación de la República dió paso al IIº Imperio Otomano, un paÃs todavÃa muy militarizado pero que está en vÃas de modernizarse.
Aún no parece descartable el recurso de la guerra para buscar nuevas metas de desarrollo.
La guerra con los Zulúes iba a ser inminente, la necesidad de hierro era la causa.
El I Imperio Otomano era un territorio extenso, más compactado ahora gracias a la fluida red de carreteras, la instrucción y el entrenamiento de tropas habÃa marcado los últimos años. La construcción de cuarteles en casi todas las ciudades permitió que las tropas estuvieran lo mejor preparadas posibles antes de la contienda.
Coloqué mis tropas en las colinas y los bosques de la frontera, varias unidades de arqueros protegidos con lanceros. La presencia de jinetes era minoritaria.
Aproveché todos mis recursos tácticos y plagué los puntos fuertes con atalayas, de modo que nos permitieran cierta ventaja anticipando los ataques.
Los Impis de los Zulúes eran invencibles, siempre que estén frescos, sin embargo su ataque no era tan terrible como su defensa y una vez desgastados eran vulnerables. La consigna era clara: aguantar todo lo posible, que sus tropas se estampen contra nuestras defensas y una vez mermado el número de sus efectivos, lanzar un ataque masivo. Nuestras ventajas eran nuestro mayor número de ciudades y las buenas comuniaciones, lo que nos permitÃa producir unidades a mayor ritmo y desplazarlas a la batalla en un breve espacio de tiempo. Por su parte los Zulúes disponÃan de espadachines experimentados gracias a su disponibilidad de hierro, pero su reducido número de ciudades no le permitÃa hacerse con refuerzos de un modo fluido, la guerra de desgaste serÃa fundamental para nuestra victoria.
Las atalayas hicieron un gran trabajo permitiéndonos anticipar los ataques de los Zulúes y muchos de eyos cayeron en las primeras horas de la batalla, sin embargo, sus tropas eran más numerosas de lo que cabrÃa esperar y lograron romper el frente por el este, penetrando hacia el interior varias carreteras y minas fueron destruidas. Aunque maniobramos hábilmente y logramos interceptar a los saqueadores por la retaguardia, una gran concentración de tropas (unos 10.000 hombres) apostados sobre la frontera esperaban su turno para penetrar sobre el frente debilitado.
El segundo movimiento era filtrar varias unidades por el frente oeste camino de las minas de hierro y cortar el suministro de hierro.
El intento fue un fracaso y a la vez un éxito, varias tropas del grueso del ejército Zulú que se encontraban en el frente Este se disgregaron del grupo principal y maniobrando con suma rápidez neutralizaron nuestra internada. Curiosamente gracias a este hecho se consiguió dividir al enemigo y ganar tiempo para reorganizar el frente Este y prepararlo para la siguiente oleada de ataques.
Durante casi 500 años la contienda se alargó en continuas incursiones zulúes que con más o menos dificultad eran aniquiladas en territorio Otomano, aún asà nunca conseguimos atravesar la frontera. Sin embargo, con el tiempo llegó el momento en el que los Zulúes empezaron a acusar el cansancio y la falta de refuerzos. El Imperio Otomano conseguÃa generar más refuerzos y más rápido que los Zulúes por lo que la balanza se fue inclinando más hacia nosotros.
Pero eso no era todo, los Zulúes hicieron uso de su marina para hacer pequeños desembarcos en las zonas más desprotegidas, al sur cerca de la capital. Afortunadamente estas incursiones fueron neutralizadas (gracias a que algunos arqueros fueron recientemente generados en el sur).
Finalmente en un descuido de los zulúes conseguimos infiltrar varias tropas hacia el suministro de hierro y esta vez el éxito fue rotundo, no sólo eso sino que además se consiguió pelar la zona norte mediante el pillaje dejando Zimbawe cada vez en peores circunstancias para su defensa. Aún asà Zimbawe era inexpugnable, las tropas acuarteladas eran aún demasiado numerosas para lanzar un ataque.
Comenzó asà el sitio de Zimbawe, varios lanceros se apostaban en las afueras de la ciudad bloqueando cualquier movimiento. Mientras tanto el resto de las tropas se daba al pillaje esperando más refuerzos del sur. Al mismo tiempo, algunos desembarcos se seguÃan dando en Izmit, tropas Zulúes provenientes del puerto de Nbombe descargaban en territorio Otomano en un intento desesperado por alcanzar alguna victoria.
Un destacamento de arqueros dio finalmente cuenta del puerto Zulú y los desembarcos dejaron de ser un problema.
Finalmente en el año 800 AD, una gran concentración de arqueros destruyó hasta los cimientos la capital de los Zulúes, inmediatamente después Shaka se avino a firmar un armisticio por el cual se nos concedÃan todas las plazas Zulúes salvo la isla de Mpondo.
La guerra con los Zulúes finalizó y por fin se consiguió la unidad territorial de toda la isla.
Comenzaron entonces las labores de restauración y un nuevo giro en la polÃtica interior de desarrollo interior. Esto era necesario pues durante la larga guerra el Imperio Otomano se habÃa quedado atrasado tecnológicamente, las relaciones internacionales se habÃan enfriado peligrosamente y sólo el comercio con los Egipcios nos habÃa permitido la tranquilidad (estar debajo del ala de la nación más poderosa nos evitó problemas con el resto de paÃses).
En los nuevos cambios, el Imperio Otomano adoptó la República como forma de gobierno como un intento de desarrollarse lo más rápidamente posible. El ejército era muy numeroso, por lo que una vez finalizada la guerra y mientras se estudiaba la nueva forma de organizar el estado, se construyeron varios mercados que reactivaran la economÃa.
La proclamación de la República dió paso al IIº Imperio Otomano, un paÃs todavÃa muy militarizado pero que está en vÃas de modernizarse.
Aún no parece descartable el recurso de la guerra para buscar nuevas metas de desarrollo.
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