El avatar de Kramsib simpre me interesó, sobre todo cuando dijo que era Blas de Lezo, un marino español desconocido incluso para los españoles. Se quedó corto el día que dijo que había sido importante, y aquí tengo las pruebas:
Don Blas de Lezo (1689/1741), un personaje formidable, actualmente poco recordado, e internacionalmente ignorado por la gran derrota que infligió a los ingleses.
Nacido en Pasajes de San Juan, Guipúzcoa, ya muy joven inició su carre¬ra militar, estrenándose en la batalla naval de Málaga, 1704, en plena Guerra de Sucesión; durante la cual dio muestras de una intrepidez y serenidad extraordinarias, quedando entonces mutilado de su pierna izquierda. Y tras otros muchos avatares, en la defensa del puerto de Tolón ?por entonces en estrecha alianza Felipe V de España y Luis XIV de Francia? frente a los ingleses, fue nuevamente herido, perdiendo en la ocasión el ojo izquierdo.
En 1712 fue nombrado capitán de navío, tras los combates del segundo sitio de Barcelona (cuando Cataluña apoyaba al Archiduque de Austria contra Felipe V en la citada guerra de sucesión), ocasión en la que Lezo recibió una herida que le inutilizó uno de los brazos. Ningún soldado español, que se recuerde, siguió luchando después de tantos percances personales.
Tras una primera secuencia de su vida en las Américas (Pacífico y Antillas), Lezo regresó a España en 1730, y fue ascendido a jefe de escuadra, y en esa calidad ventiló las importantes diferencias surgidas entre España y la República de Génova; trance en que demostró nuevamente su gran valor, y sobre todo su inteligencia y capacidad negociadora, como plenipotenciario hombre de Estado al servicio del Rey. En 1732, a bordo del navío Santiago, tomó parte en la expedición a Orán, logrando la ren¬dición de la plaza, patrullando luego, durante dos meses aquellos mares, para impedir que los argelinos recibieran refuerzos del Sultán de Turquía.
En 1739, se le ascendió a teniente general y tras dos años de destinos en tierra, se le nombró Co¬mandante General de los Galeones. Y con los navíos Fuerte y Conquistador, navegó a Tierra Firme (la actual Colombia), entrando con su flota en Car¬tagena de Indias el 1 de marzo de 1741. Allí, Blas de Lezo y Sebastián de Elave, virrey del Nuevo Reino de Granada, prepararon la defensa de la plaza contra una ofensiva de gran envergadura dirigida por el Almirante británico Edward Vernon, concebida para poner las bases de la conquista inglesa de toda la América española.
Más concretamente, en 1741, el Almirante británico Edward Vernon, comandó una de las mayores flotas de la Historia hasta entonces (formada por 186 naves y 23.600 hombres; más potente que la Armada Invencible, que dispuso de 130 barcos y 20.000 hombres) para el sitio de Cartagena de Indias, principal puerto del Virreinato de la Nueva Granada. Y tras entrar en batalla y algunos primeros éxitos, Vernon envió un correo a Jorge II a Londres, asegurando que la plaza ya se había rendido, lo que generó una gran euforia en toda Inglaterra.
Pero, lo que realmente consiguió Vernon fue una de las más humillantes derrotas de toda la Historia de la Royal Navy: perdió 50 naves y 6.000 hombres a manos de la guarnición hispano-novogranadina, compuesta por sólo 6 barcos y 3.000 defensores, dirigidos de mano maestra por Don Blas de Lezo.
Agregaremos que tras otros dos ataques fallidos contra Panamá y Santiago de Cuba, Vernon se vio obligado a retornar a Inglaterra en 1742, donde hubo de comunicar que la victoria de Cartagena nunca existió. Ello causó gran irritación en Jorge II, quien ordenó a sus historiadores no escribir nunca nada sobre la gran batalla de Cartagena de Indias ganada por España. El Almirante Vernon fue relevado de su cargo ese mismo año y expulsado de la Marina en 1746.
El 7 de septiembre, en Cartagena de Indias, murió el gran Almirante Lezo, a consecuencia de las heridas que recibió en combate contra los ingleses. Algún tiempo después, Felipe V honró su memoria con el título de Marqués de Oviedo, otorgado a sus descendientes.
Los historiadores ingleses ocultaron siempre el nombre de Lezo, que ni siquiera figura, actualmente, en la Enciclopedia Británica; aunque por cierto, tampoco se menciona a Vernon.
¡Qué gran marino Don Blas de Lezo! y que gran error que no se estudie en la historia de España como merece.
¡Va por tí Kramsito!
Don Blas de Lezo (1689/1741), un personaje formidable, actualmente poco recordado, e internacionalmente ignorado por la gran derrota que infligió a los ingleses.
Nacido en Pasajes de San Juan, Guipúzcoa, ya muy joven inició su carre¬ra militar, estrenándose en la batalla naval de Málaga, 1704, en plena Guerra de Sucesión; durante la cual dio muestras de una intrepidez y serenidad extraordinarias, quedando entonces mutilado de su pierna izquierda. Y tras otros muchos avatares, en la defensa del puerto de Tolón ?por entonces en estrecha alianza Felipe V de España y Luis XIV de Francia? frente a los ingleses, fue nuevamente herido, perdiendo en la ocasión el ojo izquierdo.
En 1712 fue nombrado capitán de navío, tras los combates del segundo sitio de Barcelona (cuando Cataluña apoyaba al Archiduque de Austria contra Felipe V en la citada guerra de sucesión), ocasión en la que Lezo recibió una herida que le inutilizó uno de los brazos. Ningún soldado español, que se recuerde, siguió luchando después de tantos percances personales.
Tras una primera secuencia de su vida en las Américas (Pacífico y Antillas), Lezo regresó a España en 1730, y fue ascendido a jefe de escuadra, y en esa calidad ventiló las importantes diferencias surgidas entre España y la República de Génova; trance en que demostró nuevamente su gran valor, y sobre todo su inteligencia y capacidad negociadora, como plenipotenciario hombre de Estado al servicio del Rey. En 1732, a bordo del navío Santiago, tomó parte en la expedición a Orán, logrando la ren¬dición de la plaza, patrullando luego, durante dos meses aquellos mares, para impedir que los argelinos recibieran refuerzos del Sultán de Turquía.
En 1739, se le ascendió a teniente general y tras dos años de destinos en tierra, se le nombró Co¬mandante General de los Galeones. Y con los navíos Fuerte y Conquistador, navegó a Tierra Firme (la actual Colombia), entrando con su flota en Car¬tagena de Indias el 1 de marzo de 1741. Allí, Blas de Lezo y Sebastián de Elave, virrey del Nuevo Reino de Granada, prepararon la defensa de la plaza contra una ofensiva de gran envergadura dirigida por el Almirante británico Edward Vernon, concebida para poner las bases de la conquista inglesa de toda la América española.
Más concretamente, en 1741, el Almirante británico Edward Vernon, comandó una de las mayores flotas de la Historia hasta entonces (formada por 186 naves y 23.600 hombres; más potente que la Armada Invencible, que dispuso de 130 barcos y 20.000 hombres) para el sitio de Cartagena de Indias, principal puerto del Virreinato de la Nueva Granada. Y tras entrar en batalla y algunos primeros éxitos, Vernon envió un correo a Jorge II a Londres, asegurando que la plaza ya se había rendido, lo que generó una gran euforia en toda Inglaterra.
Pero, lo que realmente consiguió Vernon fue una de las más humillantes derrotas de toda la Historia de la Royal Navy: perdió 50 naves y 6.000 hombres a manos de la guarnición hispano-novogranadina, compuesta por sólo 6 barcos y 3.000 defensores, dirigidos de mano maestra por Don Blas de Lezo.
Agregaremos que tras otros dos ataques fallidos contra Panamá y Santiago de Cuba, Vernon se vio obligado a retornar a Inglaterra en 1742, donde hubo de comunicar que la victoria de Cartagena nunca existió. Ello causó gran irritación en Jorge II, quien ordenó a sus historiadores no escribir nunca nada sobre la gran batalla de Cartagena de Indias ganada por España. El Almirante Vernon fue relevado de su cargo ese mismo año y expulsado de la Marina en 1746.
El 7 de septiembre, en Cartagena de Indias, murió el gran Almirante Lezo, a consecuencia de las heridas que recibió en combate contra los ingleses. Algún tiempo después, Felipe V honró su memoria con el título de Marqués de Oviedo, otorgado a sus descendientes.
Los historiadores ingleses ocultaron siempre el nombre de Lezo, que ni siquiera figura, actualmente, en la Enciclopedia Británica; aunque por cierto, tampoco se menciona a Vernon.
¡Qué gran marino Don Blas de Lezo! y que gran error que no se estudie en la historia de España como merece.
¡Va por tí Kramsito!

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