.
La importancia del momento no me permitía tumbarme en la cama y arrepentirme o darme pena. Teníamos graves desperfectos, había caído una carga a menos de 5 metros del la popa del submarino, la sala de torpedos tenía graves daños, y la sala de máquinas, los camarotes de popa así como el flak donde Blaudow cayó también tenían daños, para colmo nos estábamos inundando.
La integridad del casco quedó al 8%. Se creó de nuevo un equipo de reparaciones, esta vez sería completo y con los más experimentados hombres. Se repararon la mayoría de los sistemas, aunque algunos necesitarían llegar a puerto para ser solventados.
Cuando cesó de entrar agua y la situación de la sala de torpedos dejó de ser crítica se me informó del mensaje recibido in extremis, había un convoy largo en la casilla vecina.
Fui al mapa a hacer cálculos, era perfectamente viable intentar una interceptación, incluso podríamos permitirnos el lujo de ir a gran velocidad.
Esperamos a que anocheciera para salir a la superficie, un 8% es muy poca integridad, deberíamos ser extremadamente sigilosos, del mismo modo habría que desarrollar una estrategia en caso de atacar al convoy, ya que una sola carga podría ser el fin para todos. Además no había que olvidar que sólo teníamos 5 torpedos en proa y 3 en popa.
Nos dirigimos hacia la casilla vecina a toda marcha, una vez allí, cada 32 kilómetros aproximadamente nos sumergíamos para escuchar y seguíamos una línea recta imaginaria.
A la cuarta o quinta inmersión al fin se oyó lo que supuestamente podría ser un convoy. Trazamos ruta de interceptación para quedar en un ángulo aceptable y fuimos a su encuentro. El convoy constaba de un número considerable de barcos y desde nuestro punto de vista sólo veíamos un pequeño escolta. La intención era acercarse suficiente como para disparar torpedos desde 4 kilómetros para correr los mínimos riesgos, pero la visibilidad era demasiado mala para sacar soluciones de tiro y nos vimos obligados a avanzar por el lateral del convoy en navegación silenciosa. Cuando teníamos posibilidad de disparo, medio convoy había sobrepasado el punto de interceptación. De los barcos restantes me llamó la atención un T2, decidí mandarle dos especiales para él. Cerca suyo había un mercante pequeño.
- Udo, profundidad 11 metros, velocidad lenta, abra los tubos.
- torpedo 1 fuego!
- torpedo 2 fuego!
- 180 grados a estribor! Velocidad estandar, Udo, torpedo 5 preparado para impacto a profundidad 6 y velocidad rápida.
En cuanto dimos la vuelta apunté al pequeño mercante y disparamos el torpedo de popa mientras ya nos alejábamos del convoy.
Bum!! Bum!!! Bum!!! Los tres torpedos estallaron. Por el periscopio vi como el mercante se hundió rápido, al tanker le costó primero un buen incendio. El escolta ni nos olió.
Había salido perfecto. ¿por qué no repetirlo? Podríamos hacer un ataque rápido con 3 torpedos de proa y uno de popa.
Mandé mantener un rumbo cercano a 90 grados respecto al convoy para ganar distancia rápidamente, desde lo lejos el sonarista confirmó el rumbo actual del convoy y trazamos un nuevo punto de interceptación en el cual nosotros llegaríamos 2 horas antes, así podríamos movernos a toda marcha sin ser oídos y en caso de que variaran la ruta podríamos interceptarlos de nuevo.
Llegamos al nuevo punto y esperamos nuestra presa. Media hora antes de lo esperado ya se les oía acercar, más tarde el horizonte se dibujó de débiles tonalidades de negros, había humaredas como setas, habría por lo menos una docena de barcos.
- Barco de guerra avistado!! A 60 grados!- gritó Otto
Efectivamente, abriendo paso estaba un V&W Destroyer, mandé navegación silenciosa y avante lento para intentar afinar el lugar ideal para el ataque.
El tiempo se dilata, el destructor se mueve haciendo eses y desde nuestro punto de vista se acerca y se aleja, y parece que nunca llegará. Empiezo a identificar los barcos, hay varios C2, un T3, y un número similar de pequeños mercantes y mercantes costeros.
Decidí elegir el blanco final cuando viera las posibles soluciones de tiro, ahora había que vigilar al destructor. Con el pasar de los minutos se aprecia su movimiento, y nuestra posición tiene muchos números de interponerse con él.
- Atrás despacio- susurré.
Las eses del destructor se dibujaban por donde estábamos, pero ahora las habíamos esquivado y teníamos delante al destructor a poco más de 500 metros, la tentación fue brutal, y... caí en ella.
- Torpedo uno fuego!!
El destructor oyó o vio el torpedo, maniobró para esquivarlo, y lo consiguió. Las cosas se ponían feas para nosotros. Ahora tocaba su turno, y por poco que acertara ganaría la batalla.
Nos buscaba con los faros, sabía que estábamos a estribor pero no sabía exactamente donde. Tuve la oportunidad de virar a babor para alejarnos en dirección contraria cruzando su estela, pero de nuevo la adrenalina tomó posesión de mi cuerpo y mandé seguir paralelos al destructor a su misma velocidad.
En ese momento el instinto me decía que si el destructor viraba hacia mi, su radio de giro me dejaría en el centro de su circunferencia de viraje, imbatible, y necesitaría dar una vuelta completa para poder iniciar una persecución. De echo el instinto nunca dice nada más que “si, bien, por aquí si” y ojalá no cambie de opinión, pero yo tenía la corazonada que era cierto.
La curiosidad mató al gato y en mi caso provocó que localizaran el periscopio. Del destructor empezó un festival pirotécnico poco amistoso y con exceso de espectacularidad.
Bajé el periscopio para que no me lo dañaran, y cesaron los disparos. Lo subí un poco y comprobé que iba a pasar exactamente lo esperado. El destructor estaba virando, craso error, yo no estaba dispuesto a permitirle dar una vuelta entera para perseguirme.
- Paren máquinas!
Si perdíamos velocidad, tal vez el destructor al cruzar nuestro rumbo estuviera a más de 300 metros.
- Udo, torpedo a velocidad rápida y dele un buen beso, no nos puede fallar.
344 metros, increíblemente genial.
- Fuego!!!
El destructor no tuvo tiempo a reaccionar y se comió el torpedo por la zona de proa, no parecía tener graves daños visibles, pero la vía de agua que debía tener en lo más profundo de su casco no le permitió recorrer más de 200 metros.
-Jajajajajaja!!!! Se me dan bien los destructores!! Sí señor!!
Ahora podría poner mi atención a los cargueros. Todas esas humaredas ya tenían cuerpo y estaban deliciosamente cercanas.
- Barco de guerra a 45 grados señor!!!- Zinke últimamente sólo trae malas noticias.
Esta vez se trataba de un Hunt I Destroyer y sólo tenía un torpedo en cada esquina.
El destructor tenía un rumbo abierto hacia el exterior del convoy, alejándose del submarino. Entre él y nosotros... un C2. Con los torpedos podría hacer poca cosa y en caso de atacar a los mercantes quería tener alguno para defenderme del escolta.
- Avante lento, a superficie! Rápido!
Georg prepárese para subir al puente, es su oportunidad con el cañón, hunda al C2 antes de que el destructor de la vuelta. El mercante nos escudaba y nos escondería durante un rato, incluso si consiguiéramos estar suficientemente cerca, al hundirlo podríamos sumergirnos justo a su lado y ser como un pez buscando refugio en un arrecife.
Las explosiones de los proyectiles contra el mercante empezaron a oírse, yo supervisaba todo desde el periscopio de ataque. Teníamos al mercante a menos de 100 metros, todos los proyectiles daban en el blanco.
- Georg, apunte a su línea de flotación, no hay tiempo que perder.
Con un poco de suerte el escolta se desorientaría y tendríamos tiempo de sobras. Giré el periscopio, se acercaban dos C2 más en fila, ¿sería demasiado osado disparar al siguiente a su proa en cuanto termináramos con el actual? volví a poner el periscopio en su posición inicial para ver el trabajo de Georg, y de repente se hizo la luz. Apenas veía nada, ¿era eso el dichoso túnel que termina en el paraíso más puro de todos los paraísos? No, el viaje aún no había empezado para nosotros, pero si no actuábamos rápido el Hunt I que se venía a toda máquina directo a nosotros lo iniciaría.
Maldita paradoja temporal, el tiempo que se había dilatado mientras acechábamos al convoy ahora se había comprimido severamente.
Había que pensar rápido.
Situación: el mercante aún no se hunde y el destructor nos quiere embestir.
Alternativas: Sumergirse YA.
Inconvenientes: nos quedamos sin hundir al mercante, pero lo peor es que tenemos al destructor a 20 grados y avanzamos a 1 nudo. Si nos sumergimos a esta velocidad nos partirá en dos, si aceleramos acortaremos el tiempo de la embestida pero tal vez lo consigamos... aunque si lo conseguimos... pasaremos por debajo suyo y sufriremos las cargas. Solo una, una y todo termina.
- Georg!! Quiero que mire ese C2 y no vea nada mas hasta que se vaya al fondo!!!
- Udo, prepare nuestro último torpedo de proa a velocidad rápida e impacto a 6 metros!!!
Era una locura, es más, era la mayor locura que nunca se podría intentar. Disparar en superficie a un destructor que viene de cara a toda velocidad y que se encuentra ya a un kilómetro de distancia.
Mientras Udo se encargaba del torpedo yo miraba por el periscopio preparando la trayectoria. Era inútil buscar nada, el gran faro me deslumbraba por completo, empecé a oír como se cortaba el aire, nos estaban disparando, eran proyectiles de calibre pequeño, pero no se les podía ver venir.
- Torpedo listo señor!! Y tubo abierto!
Apunté justo en ese faro blanco y di la orden de disparar.
Fue increíble ver ese impacto, me quedé boquiabierto mientras el cielo se hizo de día por unos segundos, el destructor en llamas siguió su curso y muy cerca de nosotros se desplomó hacia su costado. Nos libramos por los pelos.
Fuiiiiiiisht..... fuiiiiiiisht..... fuiiiiiiiisht seguían pasando cerca proyectiles, ahora al no estar deslumbrado pude ver que provenían de algún lugar desde popa. Había una patrullera a 4 mil metros abriendo fuego contra nosotros.
- 30 grados a babor!!
Lentamente encaramos el culo hacia él, el maldito C2 se resistía a hundirse, y de allí no nos iríamos sin bajarlo. Ponernos a 180 grados del rastreador disminuiría nuestro perfil, algo que sería de agradecer, y de paso intentaríamos repetir la hazaña.
- Torpedo 5 fuego!!!
El torpedo salió disparado, empezó la cuenta atrás en el cronómetro y después de un tercio de su recorrido, al este del rastreador se encendió otro faro.
-Oh Dios, otro escolta no, ¿porqué te empeñas en traernos contigo?
Esta vez el no hundiríamos al enemigo con un golpe frontal.
Era preocupante, no nos quedaban torpedos a proa, acabábamos de disparar el torpedo de reserva de popa, teníamos el casco al 8% con lo que una inmersión mas allá de profundidad de periscopio era una inmersión de alto riesgo, y teníamos a dos rastreadores persiguiéndonos y estando a tiro.
- Señor!! El C2 se hunde!!- gritó Georg
- Al fin!! Georg apunte a los rastreadores y devuélvales el fuego!
- Negativo señor, no están a tiro.
Como no, siempre tienen que haber inconvenientes, el cañón de cubierta es ciego de los 160 a 200 grados por lo menos
- Avante toda!! 90 grados a estribor!!
Los escoltas aún estaban lejos, y si, eran 2 y nosotros solo uno y mal herido, pero tras ellos había un convoy esperando. Habíamos luchado por él y no nos íbamos a humillar. Lo peor ya había pasado y algo me decía que tendríamos más posibilidades de sobrevivir si plantábamos cara que si intentábamos huir.
El submarino empezó a virar, y los rastreadores cada vez se acercaban más, los disparos venían desde dos ángulos distintos y cada vez pasaban más cerca del submarino.
- Georg apunte a sus cañones y puestos de mando!
Dentro del submarino la expectación había crecido sobremanera, los ojos de todos los marineros se clavaban en mi cabeza. Había miedo.
Georg consiguió darle a uno de los rastreadores, causó un incendio pero seguía disparando y avanzando.
- Georg no se deje llevar por el echo que sean dos, no dispare al otro hasta que el más cercano se hunda.
Seguimos intercambiando disparos, la proporción era 2 a 1 pero la experiencia de mi tirador nos daba ventaja.
Uno de nuestros proyectiles impactó de lleno en las dependencias del rastreador y su faro dejó de iluminarnos, Georg movió el cañón hacia el otro.
- Yo no veo que se hunda!! DISPARE AL PRIMERO!!! ES UNA ORDEN!!!
Mi orden estaba justificada por una de mis propias citas preferidas:
“Cuando los delfines están hambrientos y se encuentran un banco de atunes, a veces la codicia hace que ataquen al banco entero y se queden sin presa.
El delfín que no ve un banco, si no un sólo atún, será el que se vaya con el estómago lleno.”
Georg siguió disparando al primer rastreador, y poco después una explosión terminó con él.
Ahora podríamos destinar todo el fuego al otro rastreador, pero éste no fue ni mucho menos tan buen rival como el otro, fue alcanzado varias veces seguidas en un lateral, con menos de 10 impactos ardía como una cerilla.
El ambiente estaba cargado de humo, en pocos minutos habían ardido 5 barcos, y disparado multitud de proyectiles. Dentro del submarino todos estábamos jubilosos.
- Zinke rastree en busca de barcos de guerra.
- Georg!!
- ¿Si señor?
- Póngase el babero y no deje un barco sin agujerear.
Empezó un festival, más bien parecía una bacanal; excitados y deseosos repartimos lo mejor que llevábamos dentro entre todas las naves, ellas se derretían ante nuestra ardiente pasión. Se fueron al fondo primero los dos C2 que seguían a nuestra primera víctima, luego nos fuimos a por el tanker, les siguieron los pequeños mercantes y al final de la lista quedaron los mercantes costeros.
Tuvimos que racionar la munición, íbamos escasos de proyectiles perforantes y los repartimos entre los barcos mas grandes, cuando solo quedaban 2 mercantes costeros nos quedamos sin munición explosiva. El mercante al que atacábamos estaba ya en llamas, le disparamos bengalas desde muy cerca para causarle más daños y usamos el flak ya que no lo usaríamos más, el mercante agonizaba pero aguantaba, así que navegamos a su lado esperando que el tiempo le diera sentencia.
Quedaba un testigo, un mercante solitario, superviviente de una masacre. Salió en masa de Inglaterra y llegaría solano a América.
La idea me provocaba mucha morbosidad, dejar a un testigo que contara nuestra hazaña nos inmortalizaría y además daría un buen golpe a la moral del enemigo, pero me dejaba un mal gusto de boca... era dejar algo a medio terminar, si fuera por voluntad sería malvadamente genial, pero nuestra situación era por forzosa necesidad, nuestro cañón no tenía munición, el flak tampoco, los torpedos habían sido todos disparados, estábamos desarmados. ¿todos? No! Aún teníamos el torpedo de popa exterior!
Ahora sí había las condiciones adecuadas para poder malvadamente perdonarle la vida, pero ¡que rayos! ¿qué mejor que te inmortalice tu propio pueblo? ¡qué les den a los ingleses!
Navegamos tranquilamente siguiendo al mercante que atemorizado hacía eses, alargamos su sufrimiento durante dos horas para cargar el torpedo. En ese momento estábamos listos y dispuestos a ser su verdugo, con avante máximo nos avanzamos en su ruta mientras virábamos para conseguir una distancia lateral de unos 400 metros. Una vez allí terminamos la faena.
Quince minutos después navegábamos de nuevo a 10 nudos.
Mandamos un parte de la batalla por radio, acabábamos de hundir 14 mercantes y 4 barcos de guerra con un tonelaje total de casi 64 mil toneladas.
La integridad del casco había bajado al 6%
La BdU nos informó que durante el día anterior habían interceptado un SOS enemigo, al parecer, cuando el ataque aéreo alcanzamos a un segundo Hurrikane que no consiguió regresar. A Blaudow le hubiera encantado saberlo.
Se nos mandó regresar a la base, pero aún teníamos algo que resolver antes.
La importancia del momento no me permitía tumbarme en la cama y arrepentirme o darme pena. Teníamos graves desperfectos, había caído una carga a menos de 5 metros del la popa del submarino, la sala de torpedos tenía graves daños, y la sala de máquinas, los camarotes de popa así como el flak donde Blaudow cayó también tenían daños, para colmo nos estábamos inundando.
La integridad del casco quedó al 8%. Se creó de nuevo un equipo de reparaciones, esta vez sería completo y con los más experimentados hombres. Se repararon la mayoría de los sistemas, aunque algunos necesitarían llegar a puerto para ser solventados.
Cuando cesó de entrar agua y la situación de la sala de torpedos dejó de ser crítica se me informó del mensaje recibido in extremis, había un convoy largo en la casilla vecina.
Fui al mapa a hacer cálculos, era perfectamente viable intentar una interceptación, incluso podríamos permitirnos el lujo de ir a gran velocidad.
Esperamos a que anocheciera para salir a la superficie, un 8% es muy poca integridad, deberíamos ser extremadamente sigilosos, del mismo modo habría que desarrollar una estrategia en caso de atacar al convoy, ya que una sola carga podría ser el fin para todos. Además no había que olvidar que sólo teníamos 5 torpedos en proa y 3 en popa.
Nos dirigimos hacia la casilla vecina a toda marcha, una vez allí, cada 32 kilómetros aproximadamente nos sumergíamos para escuchar y seguíamos una línea recta imaginaria.
A la cuarta o quinta inmersión al fin se oyó lo que supuestamente podría ser un convoy. Trazamos ruta de interceptación para quedar en un ángulo aceptable y fuimos a su encuentro. El convoy constaba de un número considerable de barcos y desde nuestro punto de vista sólo veíamos un pequeño escolta. La intención era acercarse suficiente como para disparar torpedos desde 4 kilómetros para correr los mínimos riesgos, pero la visibilidad era demasiado mala para sacar soluciones de tiro y nos vimos obligados a avanzar por el lateral del convoy en navegación silenciosa. Cuando teníamos posibilidad de disparo, medio convoy había sobrepasado el punto de interceptación. De los barcos restantes me llamó la atención un T2, decidí mandarle dos especiales para él. Cerca suyo había un mercante pequeño.
- Udo, profundidad 11 metros, velocidad lenta, abra los tubos.
- torpedo 1 fuego!
- torpedo 2 fuego!
- 180 grados a estribor! Velocidad estandar, Udo, torpedo 5 preparado para impacto a profundidad 6 y velocidad rápida.
En cuanto dimos la vuelta apunté al pequeño mercante y disparamos el torpedo de popa mientras ya nos alejábamos del convoy.
Bum!! Bum!!! Bum!!! Los tres torpedos estallaron. Por el periscopio vi como el mercante se hundió rápido, al tanker le costó primero un buen incendio. El escolta ni nos olió.
Había salido perfecto. ¿por qué no repetirlo? Podríamos hacer un ataque rápido con 3 torpedos de proa y uno de popa.
Mandé mantener un rumbo cercano a 90 grados respecto al convoy para ganar distancia rápidamente, desde lo lejos el sonarista confirmó el rumbo actual del convoy y trazamos un nuevo punto de interceptación en el cual nosotros llegaríamos 2 horas antes, así podríamos movernos a toda marcha sin ser oídos y en caso de que variaran la ruta podríamos interceptarlos de nuevo.
Llegamos al nuevo punto y esperamos nuestra presa. Media hora antes de lo esperado ya se les oía acercar, más tarde el horizonte se dibujó de débiles tonalidades de negros, había humaredas como setas, habría por lo menos una docena de barcos.
- Barco de guerra avistado!! A 60 grados!- gritó Otto
Efectivamente, abriendo paso estaba un V&W Destroyer, mandé navegación silenciosa y avante lento para intentar afinar el lugar ideal para el ataque.
El tiempo se dilata, el destructor se mueve haciendo eses y desde nuestro punto de vista se acerca y se aleja, y parece que nunca llegará. Empiezo a identificar los barcos, hay varios C2, un T3, y un número similar de pequeños mercantes y mercantes costeros.
Decidí elegir el blanco final cuando viera las posibles soluciones de tiro, ahora había que vigilar al destructor. Con el pasar de los minutos se aprecia su movimiento, y nuestra posición tiene muchos números de interponerse con él.
- Atrás despacio- susurré.
Las eses del destructor se dibujaban por donde estábamos, pero ahora las habíamos esquivado y teníamos delante al destructor a poco más de 500 metros, la tentación fue brutal, y... caí en ella.
- Torpedo uno fuego!!
El destructor oyó o vio el torpedo, maniobró para esquivarlo, y lo consiguió. Las cosas se ponían feas para nosotros. Ahora tocaba su turno, y por poco que acertara ganaría la batalla.
Nos buscaba con los faros, sabía que estábamos a estribor pero no sabía exactamente donde. Tuve la oportunidad de virar a babor para alejarnos en dirección contraria cruzando su estela, pero de nuevo la adrenalina tomó posesión de mi cuerpo y mandé seguir paralelos al destructor a su misma velocidad.
En ese momento el instinto me decía que si el destructor viraba hacia mi, su radio de giro me dejaría en el centro de su circunferencia de viraje, imbatible, y necesitaría dar una vuelta completa para poder iniciar una persecución. De echo el instinto nunca dice nada más que “si, bien, por aquí si” y ojalá no cambie de opinión, pero yo tenía la corazonada que era cierto.
La curiosidad mató al gato y en mi caso provocó que localizaran el periscopio. Del destructor empezó un festival pirotécnico poco amistoso y con exceso de espectacularidad.
Bajé el periscopio para que no me lo dañaran, y cesaron los disparos. Lo subí un poco y comprobé que iba a pasar exactamente lo esperado. El destructor estaba virando, craso error, yo no estaba dispuesto a permitirle dar una vuelta entera para perseguirme.
- Paren máquinas!
Si perdíamos velocidad, tal vez el destructor al cruzar nuestro rumbo estuviera a más de 300 metros.
- Udo, torpedo a velocidad rápida y dele un buen beso, no nos puede fallar.
344 metros, increíblemente genial.
- Fuego!!!
El destructor no tuvo tiempo a reaccionar y se comió el torpedo por la zona de proa, no parecía tener graves daños visibles, pero la vía de agua que debía tener en lo más profundo de su casco no le permitió recorrer más de 200 metros.
-Jajajajajaja!!!! Se me dan bien los destructores!! Sí señor!!
Ahora podría poner mi atención a los cargueros. Todas esas humaredas ya tenían cuerpo y estaban deliciosamente cercanas.
- Barco de guerra a 45 grados señor!!!- Zinke últimamente sólo trae malas noticias.
Esta vez se trataba de un Hunt I Destroyer y sólo tenía un torpedo en cada esquina.
El destructor tenía un rumbo abierto hacia el exterior del convoy, alejándose del submarino. Entre él y nosotros... un C2. Con los torpedos podría hacer poca cosa y en caso de atacar a los mercantes quería tener alguno para defenderme del escolta.
- Avante lento, a superficie! Rápido!
Georg prepárese para subir al puente, es su oportunidad con el cañón, hunda al C2 antes de que el destructor de la vuelta. El mercante nos escudaba y nos escondería durante un rato, incluso si consiguiéramos estar suficientemente cerca, al hundirlo podríamos sumergirnos justo a su lado y ser como un pez buscando refugio en un arrecife.
Las explosiones de los proyectiles contra el mercante empezaron a oírse, yo supervisaba todo desde el periscopio de ataque. Teníamos al mercante a menos de 100 metros, todos los proyectiles daban en el blanco.
- Georg, apunte a su línea de flotación, no hay tiempo que perder.
Con un poco de suerte el escolta se desorientaría y tendríamos tiempo de sobras. Giré el periscopio, se acercaban dos C2 más en fila, ¿sería demasiado osado disparar al siguiente a su proa en cuanto termináramos con el actual? volví a poner el periscopio en su posición inicial para ver el trabajo de Georg, y de repente se hizo la luz. Apenas veía nada, ¿era eso el dichoso túnel que termina en el paraíso más puro de todos los paraísos? No, el viaje aún no había empezado para nosotros, pero si no actuábamos rápido el Hunt I que se venía a toda máquina directo a nosotros lo iniciaría.
Maldita paradoja temporal, el tiempo que se había dilatado mientras acechábamos al convoy ahora se había comprimido severamente.
Había que pensar rápido.
Situación: el mercante aún no se hunde y el destructor nos quiere embestir.
Alternativas: Sumergirse YA.
Inconvenientes: nos quedamos sin hundir al mercante, pero lo peor es que tenemos al destructor a 20 grados y avanzamos a 1 nudo. Si nos sumergimos a esta velocidad nos partirá en dos, si aceleramos acortaremos el tiempo de la embestida pero tal vez lo consigamos... aunque si lo conseguimos... pasaremos por debajo suyo y sufriremos las cargas. Solo una, una y todo termina.
- Georg!! Quiero que mire ese C2 y no vea nada mas hasta que se vaya al fondo!!!
- Udo, prepare nuestro último torpedo de proa a velocidad rápida e impacto a 6 metros!!!
Era una locura, es más, era la mayor locura que nunca se podría intentar. Disparar en superficie a un destructor que viene de cara a toda velocidad y que se encuentra ya a un kilómetro de distancia.
Mientras Udo se encargaba del torpedo yo miraba por el periscopio preparando la trayectoria. Era inútil buscar nada, el gran faro me deslumbraba por completo, empecé a oír como se cortaba el aire, nos estaban disparando, eran proyectiles de calibre pequeño, pero no se les podía ver venir.
- Torpedo listo señor!! Y tubo abierto!
Apunté justo en ese faro blanco y di la orden de disparar.
Fue increíble ver ese impacto, me quedé boquiabierto mientras el cielo se hizo de día por unos segundos, el destructor en llamas siguió su curso y muy cerca de nosotros se desplomó hacia su costado. Nos libramos por los pelos.
Fuiiiiiiisht..... fuiiiiiiisht..... fuiiiiiiiisht seguían pasando cerca proyectiles, ahora al no estar deslumbrado pude ver que provenían de algún lugar desde popa. Había una patrullera a 4 mil metros abriendo fuego contra nosotros.
- 30 grados a babor!!
Lentamente encaramos el culo hacia él, el maldito C2 se resistía a hundirse, y de allí no nos iríamos sin bajarlo. Ponernos a 180 grados del rastreador disminuiría nuestro perfil, algo que sería de agradecer, y de paso intentaríamos repetir la hazaña.
- Torpedo 5 fuego!!!
El torpedo salió disparado, empezó la cuenta atrás en el cronómetro y después de un tercio de su recorrido, al este del rastreador se encendió otro faro.
-Oh Dios, otro escolta no, ¿porqué te empeñas en traernos contigo?
Esta vez el no hundiríamos al enemigo con un golpe frontal.
Era preocupante, no nos quedaban torpedos a proa, acabábamos de disparar el torpedo de reserva de popa, teníamos el casco al 8% con lo que una inmersión mas allá de profundidad de periscopio era una inmersión de alto riesgo, y teníamos a dos rastreadores persiguiéndonos y estando a tiro.
- Señor!! El C2 se hunde!!- gritó Georg
- Al fin!! Georg apunte a los rastreadores y devuélvales el fuego!
- Negativo señor, no están a tiro.
Como no, siempre tienen que haber inconvenientes, el cañón de cubierta es ciego de los 160 a 200 grados por lo menos
- Avante toda!! 90 grados a estribor!!
Los escoltas aún estaban lejos, y si, eran 2 y nosotros solo uno y mal herido, pero tras ellos había un convoy esperando. Habíamos luchado por él y no nos íbamos a humillar. Lo peor ya había pasado y algo me decía que tendríamos más posibilidades de sobrevivir si plantábamos cara que si intentábamos huir.
El submarino empezó a virar, y los rastreadores cada vez se acercaban más, los disparos venían desde dos ángulos distintos y cada vez pasaban más cerca del submarino.
- Georg apunte a sus cañones y puestos de mando!
Dentro del submarino la expectación había crecido sobremanera, los ojos de todos los marineros se clavaban en mi cabeza. Había miedo.
Georg consiguió darle a uno de los rastreadores, causó un incendio pero seguía disparando y avanzando.
- Georg no se deje llevar por el echo que sean dos, no dispare al otro hasta que el más cercano se hunda.
Seguimos intercambiando disparos, la proporción era 2 a 1 pero la experiencia de mi tirador nos daba ventaja.
Uno de nuestros proyectiles impactó de lleno en las dependencias del rastreador y su faro dejó de iluminarnos, Georg movió el cañón hacia el otro.
- Yo no veo que se hunda!! DISPARE AL PRIMERO!!! ES UNA ORDEN!!!
Mi orden estaba justificada por una de mis propias citas preferidas:
“Cuando los delfines están hambrientos y se encuentran un banco de atunes, a veces la codicia hace que ataquen al banco entero y se queden sin presa.
El delfín que no ve un banco, si no un sólo atún, será el que se vaya con el estómago lleno.”
Georg siguió disparando al primer rastreador, y poco después una explosión terminó con él.
Ahora podríamos destinar todo el fuego al otro rastreador, pero éste no fue ni mucho menos tan buen rival como el otro, fue alcanzado varias veces seguidas en un lateral, con menos de 10 impactos ardía como una cerilla.
El ambiente estaba cargado de humo, en pocos minutos habían ardido 5 barcos, y disparado multitud de proyectiles. Dentro del submarino todos estábamos jubilosos.
- Zinke rastree en busca de barcos de guerra.
- Georg!!
- ¿Si señor?
- Póngase el babero y no deje un barco sin agujerear.
Empezó un festival, más bien parecía una bacanal; excitados y deseosos repartimos lo mejor que llevábamos dentro entre todas las naves, ellas se derretían ante nuestra ardiente pasión. Se fueron al fondo primero los dos C2 que seguían a nuestra primera víctima, luego nos fuimos a por el tanker, les siguieron los pequeños mercantes y al final de la lista quedaron los mercantes costeros.
Tuvimos que racionar la munición, íbamos escasos de proyectiles perforantes y los repartimos entre los barcos mas grandes, cuando solo quedaban 2 mercantes costeros nos quedamos sin munición explosiva. El mercante al que atacábamos estaba ya en llamas, le disparamos bengalas desde muy cerca para causarle más daños y usamos el flak ya que no lo usaríamos más, el mercante agonizaba pero aguantaba, así que navegamos a su lado esperando que el tiempo le diera sentencia.
Quedaba un testigo, un mercante solitario, superviviente de una masacre. Salió en masa de Inglaterra y llegaría solano a América.
La idea me provocaba mucha morbosidad, dejar a un testigo que contara nuestra hazaña nos inmortalizaría y además daría un buen golpe a la moral del enemigo, pero me dejaba un mal gusto de boca... era dejar algo a medio terminar, si fuera por voluntad sería malvadamente genial, pero nuestra situación era por forzosa necesidad, nuestro cañón no tenía munición, el flak tampoco, los torpedos habían sido todos disparados, estábamos desarmados. ¿todos? No! Aún teníamos el torpedo de popa exterior!
Ahora sí había las condiciones adecuadas para poder malvadamente perdonarle la vida, pero ¡que rayos! ¿qué mejor que te inmortalice tu propio pueblo? ¡qué les den a los ingleses!
Navegamos tranquilamente siguiendo al mercante que atemorizado hacía eses, alargamos su sufrimiento durante dos horas para cargar el torpedo. En ese momento estábamos listos y dispuestos a ser su verdugo, con avante máximo nos avanzamos en su ruta mientras virábamos para conseguir una distancia lateral de unos 400 metros. Una vez allí terminamos la faena.
Quince minutos después navegábamos de nuevo a 10 nudos.
Mandamos un parte de la batalla por radio, acabábamos de hundir 14 mercantes y 4 barcos de guerra con un tonelaje total de casi 64 mil toneladas.
La integridad del casco había bajado al 6%
La BdU nos informó que durante el día anterior habían interceptado un SOS enemigo, al parecer, cuando el ataque aéreo alcanzamos a un segundo Hurrikane que no consiguió regresar. A Blaudow le hubiera encantado saberlo.
Se nos mandó regresar a la base, pero aún teníamos algo que resolver antes.
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