Era un sueño aterrador, de pronto desperté en mitad de la noche y me di cuenta de que no era un sueño. Gritos, gritos y palabras de dolor. Un olor a piel quemada impregnaba todo mi cuerpo. Me miré y nada malo parecía acontecerme y, sin embargo, el olor persistía. Alcé la vista y me topé con unos ojos desgarradores que me observaban. Me volví a mirar y me di cuenta de que me faltaba un brazo y que solo me sostenía con un pie. A mi lado, el cuerpo exhausto de alguien que conocía pero no reconocía. Lo observé con más detenimiento. Si, sin lugar a dudas lo conocía. Al intentar agacharme me caí con tan mala suerte que lo hice sobre el cuerpo del que estaba a mi lado. Su rostro se disparó dentro mi. Si, era mi hermano. Un dolor intenso cruzó mi mente y era tan intenso que no me dolía. Cruzó y dejó un terrible vacío. Alguien a mi lado intentaba consolarme. De pronto desperté. ¡Era un sueño! El olor a desinfectante rompió la realidad.
Ahora vivo en un sueño, en uno donde no existe el dolor, ni la venganza, ni el perdón.
Jorge Torres Zamorano se encuentra en el 12 de Octubre ingresado. Su hermano murió esta mañana. Se dirigían a trabajar como la mayoría del los ciudadanos del mundo.
¡Dejadnos vivir en paz!
Ahora vivo en un sueño, en uno donde no existe el dolor, ni la venganza, ni el perdón.
Jorge Torres Zamorano se encuentra en el 12 de Octubre ingresado. Su hermano murió esta mañana. Se dirigían a trabajar como la mayoría del los ciudadanos del mundo.
¡Dejadnos vivir en paz!
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