CARTAS AL DIRECTOR
Jacqueline Cruz - Sevilla EL PAÍS | Opinión - 04-11-2003. He seguido con mucho interés (estrictamente sociológico) el revuelo causado por el compromiso del Príncipe. (Debería incluso decir que me he divertido viendo, por ejemplo, los contorsionismos ideológicos que se han visto obligados a hacer ciertos personajes como el deán de la catedral de la Almudena o el ultraconservador Luis María Anson para, con tal de no criticar a la monarquía, justificar lo -para ellos- injustificable: el hecho de que la prometida sea divorciada). Y me han surgido algunas preguntas:
1. ¿Por qué se hacen encuestas y entrevistas pidiendo la opinión del pueblo español sobre la prometida como futura reina cuando nunca hemos podido votar sobre el prometido como futuro rey?
2. ¿Por qué, si éste es un Estado aconfesional, los miembros de la familia real hacen ostentación de catolicismo, casándose por la Iglesia?
3. ¿Por qué se intenta minimizar, incluso en EL PAÍS, el anterior matrimonio de la prometida calificándolo como "matrimonio civil", cuando el matrimonio civil es el único legalmente reconocido en España?
4. ¿Por qué se ensalza a Letizia Ortiz como ejemplo de mujer del siglo XXI, moderna y profesional, cuando lo primero que ha hecho, aun antes de la petición de mano (ritual machista donde los haya), ha sido dejar su trabajo para convertirse en (futura) mujer de...? Y cuando además, como bien han empezado a señalar algunos comentaristas, la propia monarquía vulnera la igualdad de derechos de la mujer al establecer la sucesión por línea masculina.
5. ¿Por qué nadie habla de los enormes gastos que nos va a generar a todos los españoles la boda... por no mencionar, claro, los gastos de mantener a la (cada vez más numerosa) familia real?
6. ¿Podrá publicarse esta carta?
Jacqueline Cruz - Sevilla EL PAÍS | Opinión - 04-11-2003. He seguido con mucho interés (estrictamente sociológico) el revuelo causado por el compromiso del Príncipe. (Debería incluso decir que me he divertido viendo, por ejemplo, los contorsionismos ideológicos que se han visto obligados a hacer ciertos personajes como el deán de la catedral de la Almudena o el ultraconservador Luis María Anson para, con tal de no criticar a la monarquía, justificar lo -para ellos- injustificable: el hecho de que la prometida sea divorciada). Y me han surgido algunas preguntas:
1. ¿Por qué se hacen encuestas y entrevistas pidiendo la opinión del pueblo español sobre la prometida como futura reina cuando nunca hemos podido votar sobre el prometido como futuro rey?
2. ¿Por qué, si éste es un Estado aconfesional, los miembros de la familia real hacen ostentación de catolicismo, casándose por la Iglesia?
3. ¿Por qué se intenta minimizar, incluso en EL PAÍS, el anterior matrimonio de la prometida calificándolo como "matrimonio civil", cuando el matrimonio civil es el único legalmente reconocido en España?
4. ¿Por qué se ensalza a Letizia Ortiz como ejemplo de mujer del siglo XXI, moderna y profesional, cuando lo primero que ha hecho, aun antes de la petición de mano (ritual machista donde los haya), ha sido dejar su trabajo para convertirse en (futura) mujer de...? Y cuando además, como bien han empezado a señalar algunos comentaristas, la propia monarquía vulnera la igualdad de derechos de la mujer al establecer la sucesión por línea masculina.
5. ¿Por qué nadie habla de los enormes gastos que nos va a generar a todos los españoles la boda... por no mencionar, claro, los gastos de mantener a la (cada vez más numerosa) familia real?
6. ¿Podrá publicarse esta carta?
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