Esta semana he estado probando el nuevo juego de Firaxis: Sid Meier's Railroads.
Para el que no lo sepa, el juego es un remake del clásico de Microprose "Sid Meier's Railroad Tycoon", padre de todo el género "Tycoon" y que conoció dos aceptables secuelas, éstas programadas por PopTop software (es lo que tiene que los derechos de Microprose acabaron siendo vendidos al mejor postor).
El juego está basado en un juego de mesa que sitúa al jugador en la era dorada de los ferrocarriles. Se empieza con una estación en un pueblo cualquiera y hay que conectar ese pueblo con otros pueblos, ciudades e industrias para poder transportar pasajeros y mercancías entre ellos. Por ejemplo, trasladar pasajeros y correo entre ciudades o minerales de una mina a una acería, donde se carga acero que va a una fábrica de armamentos donde se cargan armas que acaban en una ciudad con un puerto.
Cuenta con distintos escenarios donde las mercancías son distintas: Francia, Inglaterra, varias regiones de los EEUU y otros. Además el jugador puede comprar industrias y obtener beneficios entregándoles mercancías (y recibiendo de ellas productos manufacturados). Se incluye un pequeño mercado de valores donde los jugadores pueden especular con acciones de su propia compañía férrea y las de sus competidores, pudiendo llegar a controlarlas (o a perder el control de la suya propia, claro).
Los dueños de las otras compañías son nombres míticos de la historia del ferrocarril: los Stephenson (padre e hijo), Napoleon III, Mussolini, Isambard K. Brunel, John Piermont Morgan, Jay Gould...
Los distintos tipos de tren, concretamente de locomotoras, aparecen históricamente y el jugador puede comprarlos cuando lo hacen. No tendría mucho sentido mantener un tren de vapor del S. XIX cuando puedes conseguir un TGV
Hasta aquí, lo que he dicho podría aplicarse a ambos juegos con pequeñas variaciones. Ahora, las diferencias.
El juego tiene una estética muy característicca: los gráficos son deliberadamente "infantiles" en el sentido de que se busca dar al espectador la sensación de que está construyendo una maqueta en lugar de pretender simular un entorno real. El motor 3D funciona muy bien en un ordenador no demasiado potente (aunque tiende a ciertas ralentizaciones al construir vías cuando nuestra red ya tiene un tamaño respetable) y visualmente resulta muy agradable.
Cambios en la mecánica del juego: ahora ya se pueden construir vías a varios niveles (el juego de 1990 era en 2D, y resultaba imposible), permitiendo así pasar por encima de tus propias vías y las de tus competidores.
Además, y esto es un fallo enorme en mi opinión, se construyen las estaciones a razón de una por ciudad o por industria en lugar de, por ejemplo, poder compartir estaciones o tener varias en las ciudades más grandes. En el juego original, el tablero se dividía en casillas cuadradas y las estaciones tenían un "radio de acción" de modo que una estación podía no cubrir toda la ciudad... o podía cubrir una ciudad e industrias cercanas. Eso ha desaparecido, y al final agrega cierta confusión.
Otro problema es la competencia por las ciudades. En el juego original, cuando una compañía llegaba a una ciudad sin ferrocarril, ésta firmaba una concesión que impedía a todos los demás construir una estación en ella... si alguien quería hacerlo se desataba una guerra comercial en la que las dos compañías compartían la estación hasta que la ciudad decidiera a cual le daba la concesión (el perdedor tenía prohibido volver a competir durante un período que no recuerdo)... el vencedor era, simplemente, el que más movimiento de personas y mercancías generara para la estación.
En cambio, en el nuevo, cualquiera puede construir una estación en una ciudad que ya tenga una de otra compañía, con lo que podemos encontrarnos con una ciudad con cuatro o cinco estaciones con sus respectivas líneas férreas independientes que se estorban entre sí y resultan bastante molestas. Tal vez sea más realista, pero no ayuda al juego. El sistema de la guerra comercial era excelente.
Echo de menos la posibilidad de emitir bonos, que era la forma estándar de conseguir dinero en el primer juego: te permitía una capacidad de maniobra excelente, sobre todo al principio del juego cuando necesitas hacer muchas inversiones desde la nada.
Un detalle más son las patentes: cuando se inventa algún adelanto para el ferrocarril, se da la opción a los jugadores de comprar la patente y con ella la exclusiva del invento durante diez años. Permite una cierta ventaja y aporta interés al juego.
En conclusión: un juego muy divertido. Muy recomendable para cualquiera que no haya jugado al original. Pero, francamente, no aporta nada.
Tanto es así que hoy he hecho una pequeña prueba: he cargado en mi ordenador de sobremesa el nuevo Railroads y en el portátil el Railroad Tycoon original (ni siquiera la versión deluxe) funcionando bajo DosBox, y los he jugado a la vez. Al cabo de un rato, he quitado el Railroads y he seguido jugando al original. Antiguo que es uno
---
En fin, abro este hilo para ver si alguien más ha probado el juego y qué le parece.
Para el que no lo sepa, el juego es un remake del clásico de Microprose "Sid Meier's Railroad Tycoon", padre de todo el género "Tycoon" y que conoció dos aceptables secuelas, éstas programadas por PopTop software (es lo que tiene que los derechos de Microprose acabaron siendo vendidos al mejor postor).
El juego está basado en un juego de mesa que sitúa al jugador en la era dorada de los ferrocarriles. Se empieza con una estación en un pueblo cualquiera y hay que conectar ese pueblo con otros pueblos, ciudades e industrias para poder transportar pasajeros y mercancías entre ellos. Por ejemplo, trasladar pasajeros y correo entre ciudades o minerales de una mina a una acería, donde se carga acero que va a una fábrica de armamentos donde se cargan armas que acaban en una ciudad con un puerto.
Cuenta con distintos escenarios donde las mercancías son distintas: Francia, Inglaterra, varias regiones de los EEUU y otros. Además el jugador puede comprar industrias y obtener beneficios entregándoles mercancías (y recibiendo de ellas productos manufacturados). Se incluye un pequeño mercado de valores donde los jugadores pueden especular con acciones de su propia compañía férrea y las de sus competidores, pudiendo llegar a controlarlas (o a perder el control de la suya propia, claro).
Los dueños de las otras compañías son nombres míticos de la historia del ferrocarril: los Stephenson (padre e hijo), Napoleon III, Mussolini, Isambard K. Brunel, John Piermont Morgan, Jay Gould...
Los distintos tipos de tren, concretamente de locomotoras, aparecen históricamente y el jugador puede comprarlos cuando lo hacen. No tendría mucho sentido mantener un tren de vapor del S. XIX cuando puedes conseguir un TGV
Hasta aquí, lo que he dicho podría aplicarse a ambos juegos con pequeñas variaciones. Ahora, las diferencias.
El juego tiene una estética muy característicca: los gráficos son deliberadamente "infantiles" en el sentido de que se busca dar al espectador la sensación de que está construyendo una maqueta en lugar de pretender simular un entorno real. El motor 3D funciona muy bien en un ordenador no demasiado potente (aunque tiende a ciertas ralentizaciones al construir vías cuando nuestra red ya tiene un tamaño respetable) y visualmente resulta muy agradable.
Cambios en la mecánica del juego: ahora ya se pueden construir vías a varios niveles (el juego de 1990 era en 2D, y resultaba imposible), permitiendo así pasar por encima de tus propias vías y las de tus competidores.
Además, y esto es un fallo enorme en mi opinión, se construyen las estaciones a razón de una por ciudad o por industria en lugar de, por ejemplo, poder compartir estaciones o tener varias en las ciudades más grandes. En el juego original, el tablero se dividía en casillas cuadradas y las estaciones tenían un "radio de acción" de modo que una estación podía no cubrir toda la ciudad... o podía cubrir una ciudad e industrias cercanas. Eso ha desaparecido, y al final agrega cierta confusión.
Otro problema es la competencia por las ciudades. En el juego original, cuando una compañía llegaba a una ciudad sin ferrocarril, ésta firmaba una concesión que impedía a todos los demás construir una estación en ella... si alguien quería hacerlo se desataba una guerra comercial en la que las dos compañías compartían la estación hasta que la ciudad decidiera a cual le daba la concesión (el perdedor tenía prohibido volver a competir durante un período que no recuerdo)... el vencedor era, simplemente, el que más movimiento de personas y mercancías generara para la estación.
En cambio, en el nuevo, cualquiera puede construir una estación en una ciudad que ya tenga una de otra compañía, con lo que podemos encontrarnos con una ciudad con cuatro o cinco estaciones con sus respectivas líneas férreas independientes que se estorban entre sí y resultan bastante molestas. Tal vez sea más realista, pero no ayuda al juego. El sistema de la guerra comercial era excelente.
Echo de menos la posibilidad de emitir bonos, que era la forma estándar de conseguir dinero en el primer juego: te permitía una capacidad de maniobra excelente, sobre todo al principio del juego cuando necesitas hacer muchas inversiones desde la nada.
Un detalle más son las patentes: cuando se inventa algún adelanto para el ferrocarril, se da la opción a los jugadores de comprar la patente y con ella la exclusiva del invento durante diez años. Permite una cierta ventaja y aporta interés al juego.
En conclusión: un juego muy divertido. Muy recomendable para cualquiera que no haya jugado al original. Pero, francamente, no aporta nada.
Tanto es así que hoy he hecho una pequeña prueba: he cargado en mi ordenador de sobremesa el nuevo Railroads y en el portátil el Railroad Tycoon original (ni siquiera la versión deluxe) funcionando bajo DosBox, y los he jugado a la vez. Al cabo de un rato, he quitado el Railroads y he seguido jugando al original. Antiguo que es uno
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En fin, abro este hilo para ver si alguien más ha probado el juego y qué le parece.
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