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Una de las que le gustan a Jay Bee

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  • #61
    Jaime Sabines.

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    • #62
      Me olvidé de decir que me gustó
      Cuando un dedo señala la luna, los tontos miran el dedo. (del Mayo francés)

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      • #63
        Mi poeta favorito es Lorca, seguido muy de cerca por Miguel Hernández. Por supuesto también me gusta Neruda, Machado o Martí entre otros grandes.

        Fragmentos de Versos Sencillos de José Martí:


        I
        Yo soy un hombre sincero
        De donde crece la palma,
        Y antes de morirme quiero
        Echar mis versos del alma.

        Yo vengo de todas partes,
        Y hacia todas partes voy:
        Arte soy entre las artes,
        En los montes, monte soy.

        Oculto en mi pecho bravo
        La pena que me lo hiere:
        El hijo de un pueblo esclavo
        Vive por él, calla, y muere.

        III
        Con los pobres de la tierra
        Quiero yo mi suerte echar:
        El arroyo de la sierra
        Me complace más que el mar.

        V
        Si ves un monte de espumas
        Es mi verso lo que ves:
        Mi verso es un monte, y es
        Un abanico de plumas.

        Mi verso es como un puñal
        Que por el puño echa flor:
        Mi verso es un surtidor
        Que da un agua de coral.

        Mi verso es de un verde claro
        Y de un carmín encendido:
        Mi verso es un ciervo herido
        Que busca en el monte amparo.

        Mi verso al valiente agrada:
        Mi verso, breve y sincero,
        Es del vigor del acero
        Con que se funde la espada.

        XXV
        Yo quiero, cuando me muera,
        Sin patria, pero sin amo,
        Tener en mi tumba un ramo
        De flores, y una bandera!

        XXXIV
        ¡Penas! ¿quién osa decir
        Que tengo yo penas? Luego,
        Después del rayo, y del fuego,
        Tendré tiempo de sufrir.

        Yo sé de un pesar profundo
        Entre las penas sin nombres:
        ¡La esclavitud de los hombres
        Es la gran pena del mundo!

        XXXIX
        Cultivo una rosa blanca,
        En julio como en enero,
        Para el amigo sincero
        Que me da su mano franca.

        Y para el cruel que me arranca
        El corazón con que vivo,
        Cardo ni oruga cultivo:
        Cultivo una rosa blanca.

        XLIV
        Tiene el leopardo un abrigo
        En su monte seco y pardo;
        Yo tengo más que el leopardo,
        Porque tengo un buen amigo.

        Tiene el señor presidente
        Un jardín con una fuente,
        Y un tesoro en oro y trigo:
        Tengo más, tengo un amigo.

        XLVI
        Vierte, corazón, tu pena
        Donde no se llegue a ver,
        Por soberbia, y por no ser
        Motivo de pena ajena.

        Yo te quiero, verso amigo,
        Porque cuando siento el pecho
        Ya muy cargado y deshecho,
        Parto la carga contigo.

        ¿Habré, como me aconseja
        Un corazón mal nacido,
        De dejar en el olvido
        A aquel que nunca me deja?

        ¡Verso, nos hablan de un Dios
        Adónde van los difuntos:
        Verso, o nos condenan juntos,
        O nos salvamos los dos!

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        • #64
          Yo sigo con Quevedo.

          Érase un hombre a una nariz pegado,
          érase una nariz superlativa,
          érase una nariz sayón y escriba,
          érase un peje espada muy barbado.

          Era un reloj de sol mal encarado,
          érase una alquitara pensativa,
          érase un elefante boca arriba,
          era Ovidio Nasón más narizado.

          Érase el espolón de una galera,
          érase una pirámide de Egipto,
          las doce tribus de narices era.

          Érase un naricísimo infinito,
          muchísimo nariz, nariz tan fiera
          que en cara de Anás fuera delito.

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          • #65
            A mi Neruda me gusta menos y Benedetti no me gusta casi nada.
            Cuando un dedo señala la luna, los tontos miran el dedo. (del Mayo francés)

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            • #66
              MATERNIDAD

              (Fragmento)

              Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
              durante nueve lunas crecerá tu cintura;
              y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
              vestirás simplemente y andarás con fatiga.


              -El hueco de tu almohada tendrá un olor a nido,
              y a vino derramado nuestro mantel tendido-,
              Si mi mano te toca,
              tu voz, con vergüenza, se romperá en tu boca
              lo mismo que una copa.
              El cielo de tus ojos será un cielo nublado.
              Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
              que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
              Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río...


              Y un día, un dulce día, quizá un dí de fiesta
              para el hombre de pala y la mujer de cesta;
              el día que las madres y la recién casadas
              vienen por los caminos a las mismas cantadas;
              el día que la moza luce su cara fresca,
              y el cargador no carga, y el pescador no pesca...
              -tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata
              tenga catorce noches y espolvoree plata
              sobre la paz del monte; tal vez el villaje
              llueva calladamente; quizá yo esté de viaje...-
              Un día un dulce día con manso sufrimiento,
              te romperás cargada como una rama al viento,
              y será el regocijo.
              de besarte las manos, y de hallar en el hijo
              tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
              y un poco de mis ojos, un poco, casi nada...

              (De "Gracia Plena".)

              José Pedroni
              Cuando un dedo señala la luna, los tontos miran el dedo. (del Mayo francés)

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              • #67
                Ehm, yo no puedo comprender (aunque lo respeto) como alguien puedo no conmoverse ante una poesia, musicalizada o no (una buena I mean, bien medida, no la bazofia de las letras de Mecago y similares).

                Paco Ibañez al poder, aunque este ya mas pasao que la guerra del 14!!!!

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                • #68
                  Dedicado con mucho cariño, devoción y respeto a Chilean Prez:

                  Piececitos de niño,
                  azulosos de frío,
                  ¡cómo os ven y no os cubren,
                  Dios mío!

                  ¡Piececitos heridos
                  por los guijarros todos,
                  ultrajados de nieves
                  y lodos!

                  El hombre ciego ignora
                  que por donde pasais,
                  una flor de luz viva
                  dejais;

                  que allí donde poneis
                  la plantita sangrante,
                  el nardo nace más
                  fragrante.

                  Sed, puesto que marchais
                  por los caminos rectos,
                  heroicos como sois
                  perfectos.

                  Piececitos de niño,
                  dos joyitas sufrientes,
                  ¡cómo pasan sin veros
                  las gentes!

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                  • #69
                    ¡Rebienvenido Jay! Yo sabía que no ibas a poder resistirte

                    Cuando un dedo señala la luna, los tontos miran el dedo. (del Mayo francés)

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                    • #70

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                      • #71
                        Y que me decís de los místicos?

                        No me mueve, mi Dios, para quererte
                        el cielo que me tienes prometido,
                        ni me mueve el infierno tan temido
                        para dejar por eso de ofenderte.

                        Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
                        clavado en una cruz y escarnecido,
                        muéveme ver tu cuerpo tan herido,
                        muévenme tus afrentas y tu muerte.

                        Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
                        que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
                        y aunque no hubiera infierno, te temiera.

                        No me tienes que dar porque te quiera,
                        pues aunque lo que espero no esperara,
                        lo mismo que te quiero te quisiera.

                        =================================

                        ¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
                        ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
                        que a mi puerta, cubierto de rocío,
                        pasas las noches del invierno oscuras?

                        ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
                        pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
                        si de mi ingratitud el hielo frío
                        secó las llagas de tus plantas puras!

                        ¡Cuántas veces el ángel me decía:
                        «Alma, asómate ahora a la ventana,
                        verás con cuánto amor llamar porfía»!

                        ¡Y cuántas, hermosura soberana,
                        «Mañana le abriremos», respondía,
                        para lo mismo responder mañana!

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                        • #72
                          MARIO BENEDETTI, asi, con mayusculas. Blasfemo oGD.

                          Este es el poema que más significado tiene para mi.

                          Mucho más grave
                          Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
                          eso en verdad no es nada extraordinario
                          vos lo sabes tan objetivamente como yo.
                          Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
                          Cuando digo todas las parcelas,
                          no me refiero solo a esto de ahora,
                          a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
                          Y carajo perderte,
                          Y volverte a encontrar,
                          Y ojala nada mas.
                          No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar
                          Y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llora.
                          Y que un lindo aguacero invisible nos ampare
                          Y quizas por eso salga enseguida el sol.
                          Ni me refiero a solo a que dia tras dia,
                          aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,
                          o que yo pueda creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,
                          o me hagas el tierno regalo de tu mas reciente desesperacion.

                          No.
                          La cosa es muchisimo mas grave.
                          Cuando digo todas las parcelas
                          Quiero decir que ademas de ese dulce cataclismo,
                          tambien estas reescribiendo mi infancia,
                          esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
                          y los solemnes adultos las celebran,
                          y vos en cambio sabes que eso no sirve.
                          Quiero decir que estas rearmando mi adolescencia,
                          ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,
                          y vos sabes en cambio extraer de ese paramo,
                          mi germen de alegria y regarlo mirandolo.
                          Quiero decir que estas sacudiendo mi juventud,
                          ese cantaro que nadie tomó nunca en sus manos,
                          esa sombra que nadie arrimo a su sombra,
                          y vos en cambio sabes estremecerla
                          hasta que empiecen a caer las hojas secas,
                          y quede la armazon de mi verdad sin proezas.
                          Quiero decir que estas abrazando mi madurez
                          esta mezcla de estupor y experiencia,
                          este extraño confin de angustia y nieve,
                          esta bujia que ilumina la muerte,
                          este precipicio de la pobre vida.
                          Como ves es mas grave,
                          Muchisimo mas grave,
                          Porque con estas o con otras palabras,
                          quiero decir que no sos tan solo,
                          la querida muchacha que sos,
                          sino tambien las esplendidas o cutelosas mujeres
                          que quise o quiero.

                          Por que gracias a vos he descubierto,
                          (diras que ya era hora y con razon),
                          que el amor es una bahia linda y generosa,
                          que se ilumina y se oscurece,
                          según venga la vida,
                          una bahia donde los barcos llegan y se van,
                          llegan con pajaros y augurios,
                          y se van con sirenas y nubarrones.
                          Una bahia linda y generosa,
                          Donde los barcos llegan y se van
                          Pero vos,
                          Por favor,
                          No te vayas

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                          • #73
                            Ésta es la versión castellana más perfecta de El Cuervo, de E.A. Poe y traducida a la nostra lengua por Juan Antonio Pérez Bonalde. Los blasfemos incluso nos atrevemos a decir que es mejor que la original en inglés.

                            Ahí va:

                            Una fosca media noche, cuando en tristes reflexiones,
                            sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones
                            inclinaba soñoliento la cabeza, de repente
                            a mi puerta oí llamar;
                            como si alguien, suavemente, se pusiese con incierta
                            mano tímida a tocar:
                            "¡Es - me dije - una visita que llamando está a mi puerta:
                            eso es todo y nada más!".

                            ¡Ah! Bien claro lo recuerdo: era el crudo mes del hielo,
                            y su espectro cada brasa moribunda enviaba al suelo.
                            Cuan ansioso el nuevo día deseaba, en la lectura
                            procurando en vano hallar
                            tregua a la honda desventura de la muerta Leonora;
                            la radiante, la sin par
                            virgen rara a quien Leonora los querubes llaman, ahora
                            ya sin nombre... ¡nunca más!

                            Y el crujido triste, incierto, de las rojas colgaduras
                            me aterraba, me llenaba de fantásticas pavuras,
                            de tal modo que el latido de mi pecho palpitante
                            procurando dominar,
                            "¡Es, sin duda, un visitante-repetía con instancia-
                            que a mi alcoba quiere entrar:
                            un tardío visitante a las puertas de mi estancia...,
                            eso es todo, y nada más!".

                            Poco a poco, fuerza y bríos fue mi espíritu cobrando:
                            "Caballero, dije, o dama: mil perdones os demando;
                            mas, el caso es que dormía, y con tanta gentileza
                            me vinistéis a llamar,
                            y con tal delicadeza y tan tímida constancia
                            os pusistéis a tocar,
                            que no oí", dije, y las puertas abrí al punto de mi estancia:
                            ¡sombras sólo y... nada más!

                            Mudo, trémulo, en la sombra por mirar haciendo empeños,
                            quedé allí-cual antes nadie los soñó-forjando sueños;
                            más profundo era el silencio, y la calma no acusaba
                            ruido alguno..., resonar
                            sólo un nombre se escuchaba que en voz baja a aquella hora
                            yo me puse a murmurar,
                            y que el eco repetía como un soplo: ¡Leonora...!
                            Esto apenas, ¡nada más!

                            A mi alcoba retornando con el alma en turbulencia,
                            Pronto oí llamar de nuevo, esta vez con más violencia:
                            "De seguro-dije-es algo que se posa en mi persiana,
                            pues, veamos de encontrar
                            la razón abierta y llana de este caso raro y serio,
                            y el enigma averiguar:
                            ¡Corazón, calma un instante, y aclaremos el misterio...:
                            es el viento, y nada más!".

                            La ventana abrí, y con rítmico aleteo y garbo extraño,
                            Entró un cuervo majestuoso de la sacra edad de antaño.
                            Sin pararse ni un instante ni señales dar de susto,
                            con aspecto señorial,
                            fue a posarse sobre un busto de Minerva que ornamenta
                            de mi puerta el cabezal;
                            sobre el busto que de Pallas representa
                            fue y posóse, y ¡nada más!
                            Trocó entonces el negro pájaro en sonrisas mi tristeza
                            con su grave, torva y seria, decorosa gentileza;
                            y le dije: "Aunque la cresta calva llevas, de seguro
                            no eres cuervo nocturnal,
                            ¡viejo, infausto cuervo oscuro vagabundo en la tiniebla...!
                            Dime, ¿cuál tu nombre, cuál,
                            En el reino plutoniano de la noche y de la niebla...?
                            Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                            Asombrado quedé oyendo así hablar al avechucho,
                            si bien su árida respuesta no expresaba poco o mucho;
                            pues preciso es convengamos en que nunca hubo criatura
                            que lograse contemplar
                            ave alguna en la moldura de su puerta encaramada,
                            ave o bruto reposar
                            sobre efigie en la cornisa de su puerta cincelada,
                            con tal nombre: "Nunca más".

                            Mas el cuervo fijo, inmóvil, en la grave efigie aquélla,
                            sólo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ella
                            vinculada, ni una pluma sacudía, ni un acento
                            se le oía pronunciar...
                            Dije entonces al momento: "Ya otros antes se han marchado,
                            y la aurora al despuntar,
                            él también se irá volando cual mis sueños han volado".
                            Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                            Por respuesta tan abrupta como justa sorprendido,
                            "no hay ya duda alguna-dije--, lo que dice es aprendido;
                            aprendido de algún amo desdichoso a quien la suerte
                            persiguiera sin cesar,
                            persiguiera hasta la muerte, hasta el punto de, en su duelo,
                            sus canciones terminar
                            y el clamor de su esperanza con el triste ritornelo
                            de: ¡Jamás, y nunca más!".

                            Mas el cuervo provocando mi alma triste a la sonrisa,
                            mi sillón rodé hasta el frente de ave y busto y de cornisa;
                            luego, hundiéndome en la seda, fantasía y fantasía
                            dime entonces a juntar,
                            por saber que pretendía aquel pájaro ominoso
                            de un pasado inmemorial,
                            aquel hosco, torvo, infausto, cuervo lúgubre y odioso
                            al graznar: "¡Nunca jamás!".

                            Quedé aquesto investigando frente al cuervo, en honda calma,
                            cuyos ojos encendidos me abrasaban pecho y alma.
                            Esto y más-sobre cojines reclinado-con anhelo
                            me empeñaba en descifrar,
                            sobre el rojo terciopelo do imprimía viva huella
                            luminosa mi fanal,
                            terciopelo cuya púrpura ¡ay! Jamás volverá élla
                            a oprimir, ¡ah, nunca más!

                            Parecióme el aire, entonces, por incógnito incensario
                            que un querube columpiase de mi alcoba en el santuario,
                            perfumado. "¡Miserable ser-me dije-Dios te ha oído,
                            y por medio angelical,
                            tregua, tregua y el olvido del recuerdo de Leonora
                            te ha venido hoy a brindar:
                            bebe, bebe ese nepente, y así todo olvida ahora!".
                            Dijo el cuervo: "Nunca más".




                            ¡Oh, Profeta-dije-o duende!, mas profeta al fin, ya seas
                            ave o diablo, ya te envía la tormenta, ya te veas
                            por los ábregos barrido a esta playa, desolado
                            pero intrépido, a este hogar
                            por los males devastado, dime, dime, te lo imploro.
                            ¿Llegaré jamas a hallar
                            algún bálsamo o consuelo para el mal que triste lloro?.
                            Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                            "¡Oh, Profeta-dije-o diablo! Por ese ancho, combo velo
                            de zafir que nos cobija, por el sumo Dios del cielo
                            a quien ambos adoramos, dile a esta alma dolorida,
                            presa infausta del pesar,
                            si jamás en otra vida la doncella arrobadora
                            a mi seno he de estrechar,
                            la alma virgen a quien llaman los arcángeles Leonora...".
                            Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                            "¡Esa voz, oh cuervo, sea la señal de la partida
                            --grité alzándome--, retorna, vuelve a tu hórrida guarida,
                            la plutónica ribera de la noche y de la bruma...!
                            ¡De tu horrenda falsedad
                            en memoria, ni una pluma dejes, negra! ¡El busto deja!
                            ¡Deja en paz mi soledad!
                            ¡Quita el pico de mi pecho! ¡De mi umbral tu forma aleja...!".
                            Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                            ¡Y aun el cuervo inmóvil!, fijo, sigue fijo en la escultura,
                            sobre el busto que ornamenta de mi puerta la moldura....
                            y sus ojos son los ojos de un demonio que, durmiendo,
                            las visiones ve del mal;
                            y la luz sobre él cayendo, sobre el suelo flota..., nunca
                            se alzará..., nunca jamás!
                            Era de noche, y sin embargo llovía...

                            Estoy participando en PBEM Los 4 PuNtos, ¡Ponte otra de Grog! y Vive le France!

                            Comment


                            • #74
                              Originally posted by Jay Bee
                              Dedicado con mucho cariño, devoción y respeto a Chilean Prez:
                              /me llora de emoción

                              Cómo supiste que ese es el único poema que me sé?

                              /me sigue llorando


                              >>> El cine se lee en dvdplay <<<

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                              • #75
                                El de Quevedo es muy bueno. Me encanta

                                A pesar que la maravilla del poema 20 de Neruda hace que parezca que no tiene ninguna otra obra, esta igual es maravillosa, por la cantidad de imágenes y la descripcion del pueblo mapuche.

                                Oda a la araucaria araucana

                                Alta sobre la tierra
                                te pusieron,
                                dura, hermosa araucaria
                                de los australes
                                montes,
                                torre de Chile, punta
                                del territorio verde,
                                pabellón del invierno,
                                nave
                                de la fragancia.

                                Ahora, sin embargo,
                                no por bella
                                te canto, sino por el racimo de tu especie
                                por tu fruta cerrada,
                                por tu piñón abierto.

                                Antaño,
                                antaño fue
                                cuando
                                sobre los indios
                                se abrió
                                como una rosa de madera
                                el colosal puñado
                                de tu puño,
                                y dejó
                                sobre
                                la mojada tierra
                                los piñones:
                                harina, pan silvestre
                                del indomable
                                Arauco.

                                Ved la guerra:
                                armados
                                los guerreros
                                de Castilla
                                y sus caballos
                                de galvánicas
                                crines
                                y frente
                                a ellos
                                el grito
                                de los
                                desnudos
                                héroes,
                                voz del fuego, cuchillo
                                de dura piedra parda,
                                lanzas enloquecidas
                                en el bosque,
                                tambor
                                tambor
                                sagrado,
                                y adentro
                                de la selva
                                el silencio,
                                la muerte
                                replegándose,
                                la guerra.

                                Entonces, en el último
                                bastión verde,
                                dispersas
                                por la fuga,
                                las lanzas
                                de la selva
                                se reunieron
                                bajo las araucarias
                                espinosas.

                                La cruz,
                                la espada,
                                el hambre
                                iban diezmando
                                la familia salvaje.
                                Terror,
                                terror de un golpe
                                de herraduras,
                                latido de una hoja,
                                viento,
                                dolor
                                y lluvia.

                                De pronto
                                se estremeció allá arriba
                                la araucaria
                                araucana,
                                sus ilustres
                                raíces,
                                las espinas
                                hirsutas
                                del poderoso
                                pabellón
                                tuvieron
                                un movimiento
                                negro
                                de batalla:
                                rugió como una ola
                                de leones
                                todo el follaje
                                de la selva
                                dura
                                y entonces
                                cayó
                                una marejada
                                de piñones:
                                los anchos
                                estuches
                                se rompieron
                                contra la tierra, contra
                                la piedra defendida
                                y desgranaron
                                su fruta, el pan postrero
                                de la patria.

                                Así la Araucanía
                                recompuso
                                sus lanzas de agua y oro,
                                zozobraron los bosques
                                bajo el silbido
                                del valor
                                resurrecto
                                y avanzaron
                                las cinturas
                                violentas como rachas,
                                las
                                plumas
                                incendiarias del Cacique:
                                piedra quemada
                                y flecha voladora
                                atajaron
                                al invasor de hierro
                                en el camino.

                                Araucaria,
                                follaje
                                de bronce con espinas,
                                gracias
                                te dio
                                la ensangrentada estirpe,
                                gracias
                                te dio
                                la tierra defendida,
                                gracias,
                                pan de valientes,
                                alimento
                                escondido
                                en la mojada aurora
                                de la patria:
                                corona verde,
                                pura
                                madre de los espacios,
                                lámpara
                                del frío
                                territorio,
                                hoy
                                dame
                                tu
                                luz sombría,
                                la imponente
                                seguridad
                                enarbolada
                                sobre tus raíces
                                y abandona en mi canto
                                la herencia
                                y el silbido
                                del viento que te toca,
                                del antiguo
                                y huracanado viento
                                de mi patria.

                                Deja caer
                                en mi alma
                                tus granadas
                                para que las legiones
                                se alimenten
                                de tu especie en mi canto.
                                Árbol nutricio, entrégame
                                la terrenal argolla que te amarra
                                a la entraña lluviosa
                                de la tierra,
                                entrégame
                                tu resistencia, el rostro
                                y las raíces
                                firmes
                                contra la envidia,
                                la invasión, la codicia,
                                el desacato.
                                Tus armas deja y vela
                                sobre mi corazón,
                                sobre los míos,
                                sobre los hombros
                                de los valerosos,
                                porque a la misma luz de hojas y aurora,
                                arenas y follajes,
                                yo voy con las banderas
                                al llamado
                                profundo de mi pueblo!
                                Araucaria araucana,
                                aquí me tienes!
                                Obra de modo tal que la máxima de tu voluntad pueda ser en todo tiempo principio de una ley universal - Imperativo categórico de Immanuel Kant.
                                Yo creo que la gente es sumamente ineficaz para aproximar el placer. Se dan tremendas vueltas. ¡Y putas que les cuesta! Además no hay ninguna religión que no esté a patadas con el placer ¿Qué chuchas pasa? (No se molesten con mi lenguaje. Es científico-vulgar) - Florcita Motuda.
                                Escenario C3C: Guerra del Pacífico 2.0

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