Un Oso Rojo
Capitulo I: A por los oseznos
Las sesiones del Politburo se volvian tediosas mientras los ministros discutian entre ellos, claro que ninguno discutia con el Gran Camarada.
-Camaradas Ministros, nuestros sueños se han cumplido. Nuestra Madre Patria es grande y nuestro pueblo valeroso. Los planes quinquenales estan haciendo expandir nuestra industria. Pero aun hay mucho trabajo por hacer. Ya hemos consolidado nuestro paraiso proletario, y es tiempo de mirar hacia fuera. Es tiempo de llevar a cabo el gran sueño del Camarada Lenin. Es tiempo de mirar hacia fuera.
Tras un breve silencio, los ministros empezaron a murmurar. El Camarada Kalinin pregunto:
-Que esta proponiendo, Camarada Stalin?
-Nada mas ni nada menos que nos consigamos algunos amigos. Nuestra fuerza moral es intachable, nuestro destino imperioso y nuestro ejercito... poderoso. Necesitamos mas amigos.
-Camarada, si me lo permite...- dijo, algo espantado, el Camarada Comandante de los Ejercitos Rojos. La voz le temblaba. Stalin le congelo con la mirada.
-Hable, Camarada Comandante! Hable ahora!
-Pareceria que esta proponiendo que, quizas, nos valgamos del ejercito para nuestro... designio imperioso.
-No lo habia pensado, es una excelente propuesta.
-Pero...
-Si?- El pobrecito se quedo sin palabras. -Bueno, hable! Hable de una vez!
-Pues... nuestro gran ejercito aun carece de armas modernas. Debemos, pues, fabricarles nuevas.
-Que se haga, entonces.
-Puede tomar muchos meses.
-Empecemos, pues, cuanto antes.- El Camarada Comandante respiro aliviado. -Gracias por su consejo, Camarada Comandante.
Fue con una gloriosa portada de Pravda que se comunico al proletariado la gran orden del Politburo. En solo unos meses, habria la Union de fabricar nuevas armas para todo su ejercito. Nuevos tanques, nuevos camiones, una gran empresa, digna del sudor y las lagrimas del feliz proletariado ruso. En STAVKA, mientras tanto, los generales planeaban nuevas reformas. El ejercito seria reorganizado paralelamente. Y en cuanto todo estuviera listo, pues, Rusia iria a por sus nuevos amigos, y hacia el imperioso destino de propagar el paraiso proletario por el mundo.
Capitulo I: A por los oseznos
Las sesiones del Politburo se volvian tediosas mientras los ministros discutian entre ellos, claro que ninguno discutia con el Gran Camarada.
-Camaradas Ministros, nuestros sueños se han cumplido. Nuestra Madre Patria es grande y nuestro pueblo valeroso. Los planes quinquenales estan haciendo expandir nuestra industria. Pero aun hay mucho trabajo por hacer. Ya hemos consolidado nuestro paraiso proletario, y es tiempo de mirar hacia fuera. Es tiempo de llevar a cabo el gran sueño del Camarada Lenin. Es tiempo de mirar hacia fuera.
Tras un breve silencio, los ministros empezaron a murmurar. El Camarada Kalinin pregunto:
-Que esta proponiendo, Camarada Stalin?
-Nada mas ni nada menos que nos consigamos algunos amigos. Nuestra fuerza moral es intachable, nuestro destino imperioso y nuestro ejercito... poderoso. Necesitamos mas amigos.
-Camarada, si me lo permite...- dijo, algo espantado, el Camarada Comandante de los Ejercitos Rojos. La voz le temblaba. Stalin le congelo con la mirada.
-Hable, Camarada Comandante! Hable ahora!
-Pareceria que esta proponiendo que, quizas, nos valgamos del ejercito para nuestro... designio imperioso.
-No lo habia pensado, es una excelente propuesta.
-Pero...
-Si?- El pobrecito se quedo sin palabras. -Bueno, hable! Hable de una vez!
-Pues... nuestro gran ejercito aun carece de armas modernas. Debemos, pues, fabricarles nuevas.
-Que se haga, entonces.
-Puede tomar muchos meses.
-Empecemos, pues, cuanto antes.- El Camarada Comandante respiro aliviado. -Gracias por su consejo, Camarada Comandante.
Fue con una gloriosa portada de Pravda que se comunico al proletariado la gran orden del Politburo. En solo unos meses, habria la Union de fabricar nuevas armas para todo su ejercito. Nuevos tanques, nuevos camiones, una gran empresa, digna del sudor y las lagrimas del feliz proletariado ruso. En STAVKA, mientras tanto, los generales planeaban nuevas reformas. El ejercito seria reorganizado paralelamente. Y en cuanto todo estuviera listo, pues, Rusia iria a por sus nuevos amigos, y hacia el imperioso destino de propagar el paraiso proletario por el mundo.
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