AUMENTA EL DESCONTENTO SOCIAL ENTRE LOS ALEMANES
En Alemania del Este añoran los viejos tiempos del comunismo
A 14 años de la reunificación crece el descontento social. Hoy habrá una gran marcha.
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Araceli Viceconte. BERLIN. CORRESPONSAL
aviceconte@clarin.com
Algunos hablan ya del "muro de la frustración". Quince años después de la caída del Muro de Berlín, el descontento en lo que fue la Alemania comunista va en crecimiento.
Todos los lunes desde hace un mes, miles de personas salen a protestar en Leipzig, Dresde y otras ciudades del Este. La reforma de la ayuda al desempleo fue el detonante de una movilización popular cada vez más fuerte, que hoy reunirá a una multitud en 180 ciudades.
El canciller Gerhard Schroeder reconoció el riesgo de una profundización de la división entre el Este y el Oeste. "Hay motivos de preocupación", dijo el socialdemócrata en una entrevista con la revista Super Illu. "A aquellos que se preguntan por qué hay que ayudar al Este, les digo que somos un pueblo y el Este depende aún de la solidaridad del Oeste", agregó el canciller, recibido la semana pasada con huevazos y silbidos por los orientales.
En setiembre de 2002, fueron justamente los alemanes del Este quienes permitieron la reelección de Schroeder, en gran parte por su oposición a la guerra de Irak. Ahora, en algunos estados del Este el Partido Socialdemócrata del canciller queda en el tercer lugar de las preferencias, después de los poscomunistas y los conservadores. En Brandeburgo, donde se celebran elecciones regionales el 19 de setiembre, el más votado sería el Partido del Socialismo Democrático (PDS), heredero del partido de gobierno de la RDA y autoconsagrado defensor de los intereses del Este.
Catorce años después de la reunificación, Alemania transfiere a los cinco estados regionales que pertenecían a la RDA unos 90 mil millones de euros por año. Todo empleado o cuentapropista aporta para el Este el 7,5% del monto total que paga por año en impuestos. En el gabinete de Schroeder hay un ministro exclusivamente dedicado a la Reconstrucción del Este. Y en estos "nuevos estados" es donde circulan hoy los trenes más modernos, están los cascos históricos más relucientes, los shopping más grandes y las plazas de juegos infantiles más caras.
Pero falta empleo. La tasa de desocupación, de más del 18,5 por ciento en promedio (el doble que en el Oeste), alcanza en algunas regiones casi el 25 por ciento. Aunque en algunos centros industriales del Este se producen microchips, maquinaria y automóviles, algunas familias y sobre todo muchos jóvenes se tienen que ir al Oeste, dejando las pequeñas ciudades llenas de jubilados y desempleados.
"Los orientales se sienten ciudadanos de segunda clase", repetía la semana pasada —intentando dar una explicación— el gobernador de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Plat zeck. Muchos orientales son llevados todos los días en micro al Oeste, para hacer tareas de limpieza o mantenimiento.
Cierto sector de la prensa, y en especial el popular diario Bild, explota mientras tanto el prejuicio del alemán del Este desagradecido y llorón, que ya no se acuerda de lo dura que era la vida en el socialismo real. El Bild —que tenía su redacción pegada al Muro de Berlín y desprende cierta mentalidad de Guerra Fría— se indignó con una encuesta en la que el 76% de los alemanes del Este considera que "el socialismo fue una buena idea mal aplicada".
Si bien las manifestaciones son mucho más numerosas en el Este, las organizaciones de protesta se unieron en una coordinadora y fijaron para el 3 de octubre, aniversario de la reunificación alemana, una gran marcha en Berlín. Hoy, lunes, también habrá manifestaciones en toda Alemania, y en Leipzig hablará el ex presidente del Partido Socialdemócrata, Oskar Lafontaine.
En Alemania del Este añoran los viejos tiempos del comunismo
A 14 años de la reunificación crece el descontento social. Hoy habrá una gran marcha.
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Araceli Viceconte. BERLIN. CORRESPONSAL
aviceconte@clarin.com
Algunos hablan ya del "muro de la frustración". Quince años después de la caída del Muro de Berlín, el descontento en lo que fue la Alemania comunista va en crecimiento.
Todos los lunes desde hace un mes, miles de personas salen a protestar en Leipzig, Dresde y otras ciudades del Este. La reforma de la ayuda al desempleo fue el detonante de una movilización popular cada vez más fuerte, que hoy reunirá a una multitud en 180 ciudades.
El canciller Gerhard Schroeder reconoció el riesgo de una profundización de la división entre el Este y el Oeste. "Hay motivos de preocupación", dijo el socialdemócrata en una entrevista con la revista Super Illu. "A aquellos que se preguntan por qué hay que ayudar al Este, les digo que somos un pueblo y el Este depende aún de la solidaridad del Oeste", agregó el canciller, recibido la semana pasada con huevazos y silbidos por los orientales.
En setiembre de 2002, fueron justamente los alemanes del Este quienes permitieron la reelección de Schroeder, en gran parte por su oposición a la guerra de Irak. Ahora, en algunos estados del Este el Partido Socialdemócrata del canciller queda en el tercer lugar de las preferencias, después de los poscomunistas y los conservadores. En Brandeburgo, donde se celebran elecciones regionales el 19 de setiembre, el más votado sería el Partido del Socialismo Democrático (PDS), heredero del partido de gobierno de la RDA y autoconsagrado defensor de los intereses del Este.
Catorce años después de la reunificación, Alemania transfiere a los cinco estados regionales que pertenecían a la RDA unos 90 mil millones de euros por año. Todo empleado o cuentapropista aporta para el Este el 7,5% del monto total que paga por año en impuestos. En el gabinete de Schroeder hay un ministro exclusivamente dedicado a la Reconstrucción del Este. Y en estos "nuevos estados" es donde circulan hoy los trenes más modernos, están los cascos históricos más relucientes, los shopping más grandes y las plazas de juegos infantiles más caras.
Pero falta empleo. La tasa de desocupación, de más del 18,5 por ciento en promedio (el doble que en el Oeste), alcanza en algunas regiones casi el 25 por ciento. Aunque en algunos centros industriales del Este se producen microchips, maquinaria y automóviles, algunas familias y sobre todo muchos jóvenes se tienen que ir al Oeste, dejando las pequeñas ciudades llenas de jubilados y desempleados.
"Los orientales se sienten ciudadanos de segunda clase", repetía la semana pasada —intentando dar una explicación— el gobernador de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Plat zeck. Muchos orientales son llevados todos los días en micro al Oeste, para hacer tareas de limpieza o mantenimiento.
Cierto sector de la prensa, y en especial el popular diario Bild, explota mientras tanto el prejuicio del alemán del Este desagradecido y llorón, que ya no se acuerda de lo dura que era la vida en el socialismo real. El Bild —que tenía su redacción pegada al Muro de Berlín y desprende cierta mentalidad de Guerra Fría— se indignó con una encuesta en la que el 76% de los alemanes del Este considera que "el socialismo fue una buena idea mal aplicada".
Si bien las manifestaciones son mucho más numerosas en el Este, las organizaciones de protesta se unieron en una coordinadora y fijaron para el 3 de octubre, aniversario de la reunificación alemana, una gran marcha en Berlín. Hoy, lunes, también habrá manifestaciones en toda Alemania, y en Leipzig hablará el ex presidente del Partido Socialdemócrata, Oskar Lafontaine.
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