Crónica de la cuarta ronda.
Alemania todavía no había terminado de sojuzgar a los zulúes, los cuales resistían heróicamente. Aunque finalmente, tras haber perdido el 99% de su territorio comprendieron que oponerse a la suprema voluntad del Kaiser Wers solo traería desgracias para sus gentes.
Tras ellos vinieron los persas, los cuales nada pudieron hacer contra la poderosa maquinaria bélica alemana. Tal era el temor que infundían las hordas germanas que Musa decidió intervenir en su favor, por lo cual Alemania se vio con dos frentes abiertos. Nada que temer. Mientras en el frente persa las conquistas se sucedían a gran velocidad, en el otro extremo del continente la superioridad marítima de la Kriegsmarine abortaba todo intento de desembarco en nuestras costas, y los pocos malienses que lograban desembarcar eran rápidamente despachados. Lógicamente Malí no tardó en abandonar la guerra, dejando a los persas a su suerte. La conquista de Persia continuó su rumbo hasta que los muy cobardes decidieron converu¡itrse en vasallos de Malí. Úna vez más los malienses fueron rechazados mientras Alemania terminaba de conquistar las últimas tierras de nuestro continente. Así que llegó la paz y los persas quedaron relegados para siempre a una minúscula isla, aunque al ser vasallos de malí se pudieron permitir no entregar las tecnologías que les eran exigidas ( ).
Durante estas guerras, sobre todo hacia el final, la creciente opinión pública se empezó a manifestar contraria a la guerra, suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para el Kaiser. En un principio se pensó en encarcelar y eliminar a todos esos malditos disidentes, pero finalmente se optó por una opción menos drmática aunque más efectiva: Durante la inauguración del Monte Rushmore (con sus cuatro magníficas caras del Kaiser Wers ) el Kaiser pronunció un memorable discurso, en el cual surgió una nueva palabra... TERRORISMO.
En adelante, todo aquel que osara rebelarse a la poderosa autoridad del Kaiser dejaría de ser considerado un resistente y pasaría a llamarse... TERRORISTA.
Esta medida tuvo el efecto deseado y desde entonces uno de cada cuatro alemanes empezó a odiar profundamente a cualquiera que se rebelara contra el poder del Kaiser.
Es en este momento, cuando se celebra la Cumbre de las Azores. Junto a sus perros vasallos, Aznaroka y Tony Chakair, el Kaiser Wers anuncia que la única forma de librar al mundo del terrorismo mongol será mediante la invasión y ocupación de sus tierras. Dicho y hecho. Un gran contingente militar, que llevaba años preparándose, invade tierras mongolas, arrasando como un rodillo. Tras unas cuantas batallas, los mongoles, conscientes de no tener ninguna posibilidad, se hacen vasallos de Inglaterra y la historia se repite. Batallas marítimas contrra los ingleses, conquistas fáciles en Mongolia y una paz en la que no se satisfacen las demandas tecnológicas alemanas ( ).
Y así es como El Imperio Alemán se hace dueño indiscutible del mundo.
Aquí una imagen de los valientes luchadores por la libertad dispuestos a aplastar terroristas.
Alemania todavía no había terminado de sojuzgar a los zulúes, los cuales resistían heróicamente. Aunque finalmente, tras haber perdido el 99% de su territorio comprendieron que oponerse a la suprema voluntad del Kaiser Wers solo traería desgracias para sus gentes.
Tras ellos vinieron los persas, los cuales nada pudieron hacer contra la poderosa maquinaria bélica alemana. Tal era el temor que infundían las hordas germanas que Musa decidió intervenir en su favor, por lo cual Alemania se vio con dos frentes abiertos. Nada que temer. Mientras en el frente persa las conquistas se sucedían a gran velocidad, en el otro extremo del continente la superioridad marítima de la Kriegsmarine abortaba todo intento de desembarco en nuestras costas, y los pocos malienses que lograban desembarcar eran rápidamente despachados. Lógicamente Malí no tardó en abandonar la guerra, dejando a los persas a su suerte. La conquista de Persia continuó su rumbo hasta que los muy cobardes decidieron converu¡itrse en vasallos de Malí. Úna vez más los malienses fueron rechazados mientras Alemania terminaba de conquistar las últimas tierras de nuestro continente. Así que llegó la paz y los persas quedaron relegados para siempre a una minúscula isla, aunque al ser vasallos de malí se pudieron permitir no entregar las tecnologías que les eran exigidas ( ).
Durante estas guerras, sobre todo hacia el final, la creciente opinión pública se empezó a manifestar contraria a la guerra, suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para el Kaiser. En un principio se pensó en encarcelar y eliminar a todos esos malditos disidentes, pero finalmente se optó por una opción menos drmática aunque más efectiva: Durante la inauguración del Monte Rushmore (con sus cuatro magníficas caras del Kaiser Wers ) el Kaiser pronunció un memorable discurso, en el cual surgió una nueva palabra... TERRORISMO.
En adelante, todo aquel que osara rebelarse a la poderosa autoridad del Kaiser dejaría de ser considerado un resistente y pasaría a llamarse... TERRORISTA.
Esta medida tuvo el efecto deseado y desde entonces uno de cada cuatro alemanes empezó a odiar profundamente a cualquiera que se rebelara contra el poder del Kaiser.
Es en este momento, cuando se celebra la Cumbre de las Azores. Junto a sus perros vasallos, Aznaroka y Tony Chakair, el Kaiser Wers anuncia que la única forma de librar al mundo del terrorismo mongol será mediante la invasión y ocupación de sus tierras. Dicho y hecho. Un gran contingente militar, que llevaba años preparándose, invade tierras mongolas, arrasando como un rodillo. Tras unas cuantas batallas, los mongoles, conscientes de no tener ninguna posibilidad, se hacen vasallos de Inglaterra y la historia se repite. Batallas marítimas contrra los ingleses, conquistas fáciles en Mongolia y una paz en la que no se satisfacen las demandas tecnológicas alemanas ( ).
Y así es como El Imperio Alemán se hace dueño indiscutible del mundo.
Aquí una imagen de los valientes luchadores por la libertad dispuestos a aplastar terroristas.
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